En la gran mayoría de ocasiones a los jóvenes les cuesta admitir ante un adulto, bien sea un profesor o familiar, que está sufriendo acoso por parte de algún compañero o desconocido. En este sentido, la psicóloga infantil Mónica González, del Hospital Quirón Marbella, asegura que hay muchas formas de detectar si está o no sufriendo este acoso, ya que «el cuerpo habla». Así, hay algunos síntomas, relacionados en la mayoría de casos con el cambio de comportamiento, que pueden identificarse a tiempo, antes de que el problema arraigue en el joven y esa situación se convierta en un problema aún mayor para el menor.

De entre esos síntomas, la psicóloga destaca en primer lugar el cambio de humor. «Es el síntoma más evidente. Suelen estar más enfadados, más tristes, nerviosos e irascibles que de costumbre», apunta la experta.

Por otro lado, en el caso de los más pequeños, se muestran con mucho miedo y no quieren pasar un momento sin sus padres. «Se ven asustados siempre, no quieren ir a clase y no se separan de sus padres», incide González. Asimismo, cuando no tienen que asistir al colegio, su carácter cambia radicalmente. «Los síntomas suelen mejorar cuando no hay colegio y viceversa », explica la psicóloga.

En cuanto a síntomas que pueden verse reflejados de forma física, la especialista destaca que en los niños más pequeños lo más habitual es «que se somatice con dolor de tripa» y en el caso de los más mayores «se percibe mucho nerviosismo cuando están conectados y utilizando el teléfono móvil u ordenador».