«Pasando la línea de los contenedores es otro mundo», señala Antonio Páez, mientras que Miguel Rivas apunta con ironía: «Aquí vivimos los cheyennes y los pies negros, aunque pagamos igual».

Antonio y Miguel son dos de los cerca de mil vecinos que viven en el Arroyo España, en la parte más alta del Puerto de la Torre, colindante con la hiperronda, un barrio de autoconstrucción, como buena parte del Puerto de la Torre, con la particularidad de que en lugar de declararse suelo urbano consolidado, aguarda desde el PGOU de 1983 un plan especial de urbanización.

En estos 35 años, las cerca de 300 familias del Arroyo España se han instalado en un limbo urbanístico, en el que no pueden hacer obras porque no reciben la obligatoria licencia municipal y las calles han sido asfaltadas de su bolsillo, aunque otras siguen terrizas como conoce bien Pepi Castro, que vive en una de ellas: «Calle Ciclamen, calle Aquiles y el Pasaje de Aquiles están terrizas. Cuando llueve se forma barro y polvareda en verano y en invierno no tenemos ni una farolita», lamenta.

«Nosotros no queremos la calle Larios sino aceras por las que puedan pasear los vecinos porque tenemos vecinos en sillas de ruedas, personas mayores y calles terrizas», cuenta Rubén González, vicepresidente de la nueva asociación de vecinos del Arroyo España, nacida hace tres meses.

La cita con La Opinión fue el miércoles por la mañana, pocas horas antes de la visita al barrio del alcalde, Francisco de la Torre, y del concejal del Puerto de la Torre, Mario Cortés.

Como informó este diario, en 2013, a través de un informe técnico, los vecinos supieron que el plan costaría 8,3 millones de euros. La figura del plan especial obliga a los vecinos a costear las obras, aunque el alcalde habló entonces de que habría una participación municipal del 50 por ciento.

En todo caso, Irene Perea, presidenta de la asociación de vecinos, recuerda que la mayoría del barrio tiene más de 65 años y hay mucho desempleado, porque casi todos se dedican a la construcción. «No podrán afrontar ese gasto», recalca.

Un enorme descampado, con una portería desvencijada y un pequeño parque infantil no homologado y costeado hace unos 15 años por los vecinos, es la única zona de esparcimiento.

La asociación reclama que las mejoras lleguen cuanto antes a través del plan especial, pero que se haga de forma equitativa para todos y así, el Ayuntamiento no distinga varios sectores en el barrio con distinto tratamiento. «Lo que pedimos es que valoren el Arroyo España como contribución especial, lo que supondría que el valor del bien se va prorrateando en los recibos del IBI anualmente. En los recibos del IBI de los próximos 20 años que nos metan 10, 20 euros, estás contribuyendo a tu barrio y todos salimos ganando», argumentó la presidenta vecinal.

Respuesta del Ayuntamiento

El concejal de Urbanismo, Francisco Pomares, declinó hablar con este periódico.

Por su parte el concejal del Puerto de la Torre, Mario Cortés, respaldó las aspiraciones de los vecinos y declaró que aunque el barrio está dividido en cuatro sectores, «a todos nos interesa que todo el barrio tenga el mismo régimen administrativo: contribución especial. Con eso podemos redactar el plan de urbanización y consensuarlo con los vecinos».

El concejal destacó que se ha marcado plazos, «para estar trabajando sobre calidades de las aceras para septiembre, con el objetivo de que a fin de año lo tuviéramos claro y pudiera entrar en los presupuestos del año que viene». Mario Cortés indicó que no habría problema «porque técnicamente lo pagan ellos y si los vecinos me dan el visto bueno se puede generar el crédito. Una vez se sepa cuánto cuesta, el Ayuntamiento podría aportar el 50 por ciento».

El concejal del Puerto de la Torre apuntó que el criterio de calidad podría ser el del plan de urbanización del vecino barrio de Orozco, con un tipo de aceras y farolas que «es bastante digno y está bastante bien», detalló.