Ni nata del puchero ni compañía de baño tóxica. Pocas cosas tienen tanta capacidad para ahuyentar al bañista como las natas que se forman en las orillas de nuestro litoral malagueño de forma esporádica y que tanto alejan a las playas de la Costa del Sol de su prestigio que le otorga, a priori, el formar parte de una zona poblada de banderas azules. Esta mañana se han presentado en la Facultad de Ciencias de la UMA las principales conclusiones de un estudio que se encargó, justo hace un año, con el objetivo de determinar la composición de estas natas que tanto asquean en el imaginario colectivo. Pues bien, la capacidad de echar atrás es inversamente proporcional a la inocuidad que presentan estas natas. Después de analizar centenares de muestras recogidas por toda la franja costera, desde Torre del Mar hasta Manilva, el responsable de la investigación, el profesor de Química Inorgánica, Cristalografía y Mineralogía de la UMA, Francisco Duro, ha detallado que las natas se componen, básicamente, de dos sustancias: algas y restos minerales que se depositan en la superficie del agua y que son arrastradas por el oleaje hasta la orilla de la playa.

Con vocación de caza tornados estadounidense. Este profesor de Ciencias ha estado recorriendo durante un año las playas de Málaga, siempre en busca de nuevas muestras que le llevaran a unas conclusiones fundamentadas en el rigor científico. Las natas, según Duro, son "inocuas para la salud" y tampoco constituyen un elemento que empeore la calidad del agua de nuestro litoral, según él, "de una calidad excelente". Quedan descartadas las hipótesis que señalaban a la posibilidad de que estas natas que tanto afean las playas en verano se pudieran deber a la presencia de hidrocarburos o a los aceites y cremas que utilizan las personas para protegerse del sol. Para llegar hasta aquí, hicieron falta, sin embargo, herramientas sofisticadas como centrifugadores y microscopios electrónicos.

"No le podemos pedir al ciudadano que sepa lo que no puede ver", ha explicado Duro. Y es que la espuma de las natas sólo revela su origen en la realidad aumentada. Después de centrifugar las muestras, se colocaron bajo el microscopio y la composición, según lo expuesto, se reducía a un 51% de microalgas y a un 49% de partículas minerales. Eso sí, con resultados disímiles según la zona en la que se recogieron las muestras. Así, las natas que aparecen en las playas de Torremolinos o Benalmádena, por ejemplo, presentan una tonalidad en la que prima el blanco. En las playas de la Axarquía predomina el verde, lo que indica una mayor presencia de microalgas.

Siempre a merced de las aguas marinas, Duro ha determinado que las natas suelen formarse, sobre todo, cuando sopla viento de levante. Lejos de ser un fenómeno que sólo se da en verano, el científico ha probado que las natas se forman durante todos los meses del año, fuera de lo que se considera como temporada de baño (abril-octubre). Tampoco se ciñe exclusivamente a la Costa del Sol. Duro, que ha insistido en que es preferible hablar de "agregados flotantes" en vez de natas, ha mostrado fotografías de la las playas del Cabo de Gata de o del Cabo de Trafalgar en Cádiz, donde se ha podido observar la misma formación de este fenómeno. Entre las cinco empresas que han encargado este estudio están Emasa y Acosol. A la presentación han asistido sus respectivos consejeros delegados, Juan José Denis y Manuel Cardeña.