Francisco de la Torre

Un debate a la medida para defender su gestión. El alcalde fue de menos a más. Su primer discurso no llegó a la hora. No tenía limitación de tiempo y eso favorece su incontinencia argumental, plagada otra vez de cifras con las que trató de avalar su gestión. No se ciñó al último mandato, en el que los más críticos le acusan de haber hecho poco o nada y de no tener proyecto, sino que se remontó a años anteriores. Tocando prácticamente todos los palos de los que puede presumir y obviando, conscientemente, los temas polémicos. No tuvo más remedio que defenderse en el turno de réplica, ya sin papeles. Ahí es donde De la Torre se crece. Y donde volvió a aludir a la deslealtad de la Junta en los grandes proyectos de ciudad y a la necesaria descentralización local.

Lo mejor Controla el estrado con solvencia. El anuncio de la municipalización de Limasa fue un as bajo la manga. Pese a lo que dicen de él sus oponentes, muestra todavía pasión por Málaga.

Lo peor No tiene límites a la hora de analizar, colegir y refutar y a veces sus victorias son por agotamiento del rival.

Daniel Pérez

Quiso asumir el papel de única alternativa en «su» pleno. Propició el debate y se notó que lo hizo con la intención de postularse como alternativa en el Ayuntamiento. La única, desde su punto de vista. Insistió en ello durante su primera intervención, en la que anunció muchos proyectos en caso de ser alcalde, propiciando la colaboración de la Junta y del Gobierno central. Impulso al PTA, al metro, al tren del puerto soterrado... Hasta pidió una avenida para Pedro Aparicio y se comprometió a ponerle otra a De la Torre. Mucho mejor en su segundo turno, sin leer. Más pausado. Con más ritmo. Y más contundente en sus reproches al alcalde y más espontáneo y natural. «No enrede en lo que queda de mandato», pidió a un De la Torre al que ve «derrotado».

Lo mejor Haber reclamado la convocatoria del debate, tras tres años sin celebrarse y aprovecharlo para confrontar su modelo de ciudad «ante la parálisis y el estancamiento de un alcalde agotado».

Lo peor Excesivo apoyo del texto escrito, lo que le impide modular bien el mensaje, a veces trabado.

Ysabel Torralbo

Defendió una Málaga pensada para los ciudadanos. Su caballo de batalla fue la cultura. También las viviendas turísticas y el aumento del precio de los alquileres. La degradación de los barrios... Dijo que «Málaga está pensada para los inversores y no para las personas». En un discurso excesivamente leído, sin entonar apenas, sin levantar casi la vista del papel, y acelerando hasta ser incomprensible cuando el tiempo apremiaba, Torralbo dejó claro cuáles son los enemigos de su Málaga ideal: el PP (identificó a sus ediles con Bildu) y Ciudadanos, que mantienen a De la Torre en el Gobierno municipal. Y también las cofradías, a las que acusó de recibir subvenciones y de ocupar en exceso la vía pública. Como las terrazas. O los museos. Menos La Invisible.

Lo mejor Defiende su ideología hasta cuando pide que bajen el aire acondicionado de la sala. Pidió que se piense en Málaga en clave de ciudad, no como proyecto empresarial.

Lo peor Le pierden las formas. Durante todo el debate estuvo gesticulando. Confunde churras con merinas.

Juan Cassá

Se puso el traje de aliado y de oposición responsable. Usó un tono a veces paternalista con el alcalde, al que pidió comprensión. «Hágales caso a los malagueños y le irá mejor», le llegó a decir. Se puso el traje de aliado. De oposición responsable. De colaborador. Y fue muy proactivo en su intervención, ofreciendo muchas propuestas de cara al futuro y afeando la actitud de quienes ofrecen una imagen catastrofista de la ciudad. Criticó el bipartidismo y a quienes opinan que en estos tres años no se ha hecho nada. «Ni uno solo de los grandes proyectos bloqueados de la ciudad son cosa de este mandato», señaló. También fue beligerante con De la Torre, cuando le acusó de «dudar permanentemente» y de sus «malas decisiones económicas».

Lo mejor Tuvo ritmo. Propuso un Plan Estratégico de Suelo Industrial

para Málaga y mirar al mar. «Málaga no es Magaluf», dijo dirigiéndose a las bancadas de la izquierda del salón de plenos.

Lo peor Cayó en contradicciones cuando reclamó más lealtad a la Junta, Gobierno que se sostiene gracias a Cs.

Eduardo Zorrilla

Dice que el PP ha vendido la ciudad a los especuladores. «De la Torre en el país de las maravillas». Parafraseando el título de la célebre obra de Lewis Carroll, Eduardo Zorrilla calificó el largo discurso inicial de De la Torre. «Desprecia la cruda realidad que vive una gran parte de la población», añadió. Fue desplegando su argumentación con fluidez, demostrando que ya está curtido en este tipo de debates y comprometido con su ideología. Hizo un listado de los proyectos, vendidos «a bombo y platillo» y no realizados: Campamento Benítez, antigua cárcel de la Cruz del Humilladero, carriles bici, río Guadalmedina, Parque de Repsol... Y acusó a De la Torre de «vender la ciudad a los especuladores», ya sea un fondo de inversión qatarí, el jeque Al-Thani o Braser.

Lo mejor Tiene claro a quién representa y a quién se dirige y explota su mensaje con inteligencia. Ejerce una oposición útil y radicalmente contraria a las políticas desarrolladas por el PP.

Lo peor El tono empleado sigue siendo demasiado monótono. Le falta vigor a la hora de expresarse. Muy correcto.

Juan José Espinosa

Acusó a De la Torre de ser «rentista y maquillador». El concejal no adscrito inauguró el turno de los grupos de la oposición después del primer discurso de De la Torre. Juan José Espinosa insistió en que el proyecto del PP está agotado. «Son el pasado», dijo. Y añadió que la gestión del alcalde es «rentista y maquilladora». Resultó una intervención muy didáctica, en su estilo, sin abusar del texto escrito, lo que le permitía dominar visualmente todo el salón de plenos. «Málaga, pese a ustedes, es la mejor ciudad del mundo», defendió. Se vio muy limitado por el tiempo. Apenas disfrutó de 15 minutos durante todo el debate: los 10 iniciales y 5 del turno de réplica. Pero los supo aprovechar para dejar clara su postura respecto al «modelo neoliberalista» del PP.

Lo mejor Supo rentabilizar al máximo el tiempo acordado, aunque comparado con los demás portavoces fue muy escaso. Usó un tono combatiente, apoyado constantemente por sus manos.

Lo peor Describió un paisaje de la ciudad excesivamente sombrío, cumpliendo, eso sí, con su papel de oposición.

Carlos Conde

Brillante, con un estilo afilado, pese a ser telonero. Pese a asumir, como portavoz del equipo de Gobierno, el papel de telonero del alcalde en el debate, Carlos Conde supo sacar partido a sus 20 minutos en el atril de oradores. Haciendo gala de un estilo afilado, reprochó a los grupos de la oposición que se hayan instalado en el «cuanto peor mejor, en el bloqueo y en el no es no». Fue muy aseado con el lenguaje y fue capaz de incluir en el texto que tenía preparado una respuesta a cada uno de los temas que los portavoces fueron introduciendo en el debate. Lo hizo, además, demostrando una gran solvencia. Tanto en el fondo como en las formas. Y mostrándose, desde el respeto a De la Torre, como una posible opción de futuro.

Lo mejor Se supo complementar con el alcalde, que fue el encargado de defender la gestión municipal. Conde supo lanzar dardos precisos y certeros, pero siempre elegante en la crítica.

Lo peor Tener que asumir un papel secundario en un debate que fue monopolizado por el alcalde.