Desde hace tres años el prestigioso psiquiatra vasco dirige la unidad de atención mental para jóvenes y niños que el Hospital Clínico Virgen de la Victoria tiene en Torremolinos. Muchos adolescentes afectados por trastornos de la alimentación (los más conocidos son la anorexia y la bulimia) pasan al año por su consulta. En 2005 fueron 69.

-¿Es más complicado abordar los trastornos alimenticios que otras patologías mentales?

-El trastorno en la alimentación es sólo un aspecto de la enfermedad tras la que conviven varios más de índole mental. Los problemas con la comida van sumados a los trastornos depresivos y de ansiedad y en muchas ocasiones se producen también trastornos obsesivos. No debemos tampoco olvidar que la falta de comida provoca alteraciones psicológicas. El problema de estos casos radica en la complejidad de su abordaje integral y en el riesgo, siempre latente, de que el paciente puede perder la vida.

-Las situaciones más conocidas son la anorexia y la bulimia. Se puede decir que una es peor o mejor que la otra.

-Son diferentes. La bulimia tiene un mayor riesgo de cronificación, por falta de detección y, de hecho, esta patología es más fácil de ocultar. La pérdida de peso de la anorexia la hace muy evidente. De hecho, la anorexia restrictiva (caracterizada por dejar de comer) es muy dramática, sus efectos asustan mucho, pero conlleva menos trastornos de la personalidad. Psicopatológicamente hablando la anorexia purgativa (no comer y vomitar) es más grave. Asimismo, se ha determinado que en el 33% de los casos de bulimia es posible detectar abusos sexuales durante la infancia y que en un tercio de los casos de esta enfermedad subyacen trastornos límites de la personalidad que llevan a conductas de riesgo con el alcohol, las drogas o la sexualidad.

-El 98% de los pacientes con estos problemas son mujeres. ¿Por qué está tan feminizadas estas situaciones?

-En nuestra sociedad se lanzan con persistencia varios mensajes. El primero es que la delgadez triunfa y el segundo es que el hombre vale por lo que es y la mujer por lo que parece. Ese bombardeo es continuo y las mujeres son más vulnerables a él en ciertos momentos de su vida en los que procesa la información como: `si mi apariencia no es la adecuada, yo no soy adecuada´. A ello se suman situaciones familiares y sociales concretas, un bajo autoconcepto de uno mismo, un principio de depresión e incluso podría haber algún factor genético que aún desconocemos. Pero es la presión social la que más favorece la caída en ese trastorno y no en otro.

-¿Pero qué motivos psicológicos pueden actuar como detonante?

-Hay algunos rasgos. Se estima que que el 70% de los pacientes con trastornos alimenticios sufre alexitinia, es decir, dificultad para procesar el mundo emocional, para expresar verbalmente sus sentimientos, los cuales se acaban manifestando mediante conflictos con su cuerpo, como los trastornos de la alimentación. Por ello, es imprescindible contar con la colaboración de los padres, para ayudarles también a ellos a adentrarse en el mundo de las emociones compartidas. Conforme se trabaja ese ámbito con los niños ellos mismos van descubriendo sus conflictos psicológicos y aprenden a manejarlos.

-¿Y suelen colaborar los padres en los tratamientos?

-En general sí lo hacen, porque de eso depende la recuperación de sus hijos. Sin la colaboración de los padres, no hay nada que hacer.

-La presión que generan problemas como estos debe ser muy fuerte. ¿Cómo afectan estas situaciones a los entornos familiares?

-La carga es, en efecto, incluso excesiva. Hemos comprobado que prácticamente el 60% de las madres (las principales cuidadoras de los enfermos crónicos en los hogares) llegan a presentar trastornos de ansiedad cuando surgen situaciones así en sus hogares.

-¿El proceso de recuperación suele ser muy largo? ¿Y es exitoso?

-Los tratamientos hacen que remitan los síntomas y la paciente pueda hacer vida normal. En general, englobando todas las situaciones, podemos decir que el tratamiento puede ser de seis meses o de tres años.

-Al servicio que brinda el Hospital Marítimo de Torremolinos le falta el de hospital de día, cuya puesta en marcha ha sido anunciada por la Consejería. ¿Cuál es su valor terapéutico?

-El hospital de día podría evitar muchos ingresos hospitalarios. Se estima que dispondrá de 15 a 10 plazas y tendrá prácticamente tratamiento durante todo el día. Ahora ofrecemos tratamiento en talleres durante dos o tres horas diarias, pero el hospital permitirá a los afectados comer aquí, desarrollar tratamientos intensivos y crear programas nuevos, como terapia de masaje destinada a sentir el cuerpo como algo bueno.