JOSÉ ANTONIO SAU. MÁLAGA

Abdelhakim E. A. se encontraba charlando apaciblemente con su amigo Fouad a las puertas de su apartamento en Benalmádena el 23 de enero de 2004. En ese momento, un Citroen Xara Picasso se paró ante ellos y dos individuos se bajaron del mismo. Ambos dijeron al chico que eran policías y que tenía que acompañarles para solucionar algunos asuntos relacionados con el coche. Aquel paseo se convirtió en un secuestro de 23 días, que se ha concretado en una condena de un total de 22 años y medio de prisión para los cuatro procesados.

Según consta en la sentencia, José H. M. y Luis E. O. O. consiguieron que Abdelhakim subiera voluntariamente al vehículo, "para lo cual se hicieron pasar por policías y le dijeron que les tenía que acompañar para solucionar unas cuestiones en relación con el coche que habitualmente utilizaba".

Viaje incierto. Después, los tres emprendieron un viaje con rumbo desconocido. Ya en Granada, los dos secuestradores le dijeron a Abdelhakim la verdad "y que iban a pedir dos millones de euros a cambio de su liberación o lo matarían".

Seguidamente le suministraron una pastilla para dormirlo, le colocaron unas gafas con unos cartones que impedían la visión y lo colocaron en el maletero del vehículo.

En primer lugar, lo llevaron hasta un garaje que no se ha podido determinar y después lo trasladaron hasta una vivienda la urbanización `Cala del Pino´ de la Manga del Mar Menor (Murcia), que había sido alquilado por José H. M. Allí permanecieron unos días, hasta que volvieron a trasladar a la víctima a un apartamento de la localidad murciana de Ceutí, que había sido alquilado con nombre falso por la procesada Sonia S. R. En este último domicilio, la policía consiguió liberar al chico en la madrugada del 15 de febrero de 2004.

Rescate. "Durante el tiempo que Abdelhakim fue retenido contra su voluntad, los secuestradores realizaron personalmente o a través del móvil del propio secuestrado innumerables llamadas a la familia de este último, residente en Holanda, exigiendo para su liberación el pago de dos millones de euros (que no llegaron a ser cobrados)", consta en el apartado de hechos probados de la sentencia.

El magrebí "fue amenazado constantemente de muerte si no se pagaba el rescate, estando en todo momento acompañado por alguno de los partícipes en los hechos y durante largos periodos de tiempo atado de pies a una silla". Abdelhakim fue constantemente vigilado por Sonia S. R. y Hans B. O. V.

Los procesados deberán abonar además al secuestrado la cantidad de 20.000 euros por los daños morales causados.