¿Existe la objetividad al hablar de una procesión? La respuesta es no. No existe. Porque se habla de algo que va más allá de la razón y la lógica. Se habla de sentimientos. Algo que la Virgen del Amor Doloroso, portada por la devoción de los hermanos de la Archicofradía de la Pasión, removió entre los malagueños en la noche de ayer. Por eso me atrevo a poner una palabra que pocas veces se puede aplicar a una procesión: perfecta. Emotiva, elegante, intensa, bella... Sólo por poner algunos adjetivos.

Muchísimo público en la salida desde el interior de los Santos Mártires, más en Santa Lucía, y en la plaza del Siglo, en Molina Lario, en calle Larios, Liborio García, Nueva, Especerías y así hasta su encierro. Los hermanos de la Pasión pueden estar más que satisfechos. No sólo han celebrado un magnífico Año Jubilar Mariano, raro privilegio concedido a una cofradía, sino que además lo han hecho con una salida procesional que va a quedar grabada en muchos ojos. Y hoy, a las doce, el nuncio apostólico de Su Santidad en España, monseñor Monteiro de Castro, dará en los mártires una misa de acción de gracias por el año jubilar. Pero las gracias también hay que darlas a la archicofradía por la salida de ayer.

Nubes de incienso intensas, marchas como `Pasan los campanilleros´ o una excepcional `Virgen de las Aguas´ en la curva de la plaza del Siglo. Allí se provocaron aplausos con una simple mecida, con un paso corto, con un cambio de ritmo. Los mayordomos Francisco José López y Luis López habían trabajando bien la cruceta con sus portadores y capataces. La Banda de la Expiración supo qué tocar y cómo. Y los demás, respondieron.

La Virgen, bellísima, lució la corona recién restaurada y más rica, con alguna incrustaciones de piedras preciosas. Lució su ajuar procesional con el espectacular manto que hiciera Joaquín Salcedo. Lilium blancos adornaban el trono de plata del Amor Doloroso, con su candelería perfecta.

El obispo, Antonio Dorado Soto; el nuncio; el alcalde, Francisco de la Torre, y el párroco de los Mártires, Federico Cortés, presidieron la procesión hasta la plaza del Obispo. Allí el prelado malagueño dio los toques de campana. Por cierto, que el alcalde llevó el trono hasta la calle Granada.

Los sones de la Banda de Cornetas y Tambores de la Esperanza fue la encargada de anunciar la llegada de la Virgen.