El arte es ahora más que nunca una disciplina de consumo inmediato. El poder de la imagen, como herramienta creativa que anticipa, a escala, lo definitivo. Las maquetas inmobiliarias sirven para que el consumidor que va a comprar una vivienda se haga una idea de la casa en la que va a vivir. O en la que va a invertir. Y así es más fácil vender. El sector goza o padece en función del ritmo del latido de la construcción. En lugar de ladrillos, metacrilato o PVC. Y pegamento en vez de cemento. Ahora que la burbuja inmobiliaria parece haber explotado y se ha desacelerado la actividad promotora, los maquetistas entran en una encrucijada similar. En miniatura.

Maquetas Tadema, en el polígono Guadalhorce, abrió sus puertas hace justo 20 años. En todo este tiempo, ha trabajado para multitud de empresas, las más importantes del sector de la construcción y de la promoción inmobiliaria, así como para organismos oficiales. Su gerente, Benito Martín, asegura que en estos momentos en los que se habla de crisis inmobiliaria, la producción de su empresa no se ha resentido.

"Las promotoras habituales quizás nos encargan menos trabajos, porque es verdad que se están construyendo menos, pero esto lo compensamos con los nuevos clientes que nos están llegando y que necesitan nuestras maquetas como medio para dar a conocer sus viviendas y favorecer su venta", explica Martín.

Y es que, hasta hace pocos meses, las casas se vendían solas y sobre plano. No se necesitaban apenas las maquetas y la ayuda extra que éstas siempre prestan, con sus volúmenes, dimensiones, mobiliario y otros detalles, eso sí, a escala.

Altibajos. La actividad de los maquetistas también sufre altibajos. Martín recuerda cómo en 1982 se produjo una graves crisis en la construcción, que también afectó al sector y que duró hasta 1989. "Y desde 1994 hasta hace poco menos de año y medio, hemos disfrutado de una gran bonanza en la construcción", continúa el propietario de Tadema, que también ha beneficiado al gremio, sobre todo en Málaga, donde la actividad ha sido tremenda.

Acceder a la nave industrial de esta empresa es como hacerlo al país de Lilliput. Todo es reducido, salvo los diez empleados que se dedican a hacer las maquetas. Modernos Gulliver diestros en el manejo de todo tipo de materiales y herramientas para construir este mundo reducido, pero fiel a la realidad. Cúter, paralé, escuadra...

Interpretación. "No se aprende en ninguna parte. Es cuestión del día a día, de la experiencia. He tenido trabajando estudiantes de delineación que no sabían interpretar los planos. Yo empecé limando piezas de chapón y ahora soy mi propio jefe. Y todavía estoy aprendiendo. Lo importante en este oficio es ser muy detallista", añade Martín.

La actividad es incesante en un proceso que tiene varias fases hasta obtener el resultado final. La incorporación de las nuevas tecnologías facilita el trabajo. Ahora se dibuja por ordenador. Cuando se recibe el proyecto, se estudian planta, alzado y volúmenes. Esto también permite reducir los plazos de producción. Un bloque de viviendas sencillo, puede estar terminado en 20 días. Pero este tiempo es muy relativo, sostienen en Tadema. Todo está sectorizado: montaje, tejados, solería, barandillas, vegetación... y terminación.

La inmobiliaria que encarga una maqueta para promocionar sus viviendas hace una inversión importante. "Pero esto, como cualquier otro trabajo artesanal, no está pagado", asegura Benito Martín. "Lo que sí tienen que saber las empresas constructoras es que, está demostrado, que les va a resultar más fácil vender su obra con una maqueta que sin ella", defiende.

Ferias. Los maquetistas también notan en su carga laboral la inminencia de ferias o salones inmobiliarios, como el celebrado recientemente en el Palacio de Exposiciones y Congresos. Los encargos se multiplican en esas fechas y todo tiene que estar para ayer. Pese a esto, es en este contexto cuando el maquetista se tiene que lucir, ya que como las grandes promotoras, estos encuentros profesionales sirven para publicitar y dar a conocer la calidad de estos trabajos en miniatura. Un punto de referencia.

Durante sus 20 años de historia, maquetas Tadema ha podido realizar importantes proyectos. Algunos aún se conservan, como la recreación de la ciudad de Málaga, expuesta en el castillo de Gibralfaro. "La hicimos a una escala 1:500 y fue un trabajo completamente manual. Estamos muy satisfechos de esta maqueta, así como otra realizada más recientemente y que se corresponde con el hotel Cruiser de Torremolinos, el producto estrella de las últimas ferias inmobiliarias", concluye. También fueron autores de la maqueta del Parque del Oeste.