Que la limpieza de Málaga es manifiestamente mejorable no es nuevo. De hecho, es más antiguo que Limasa. Así que poco se puede entender el revuelo que se ha formado en los últimos días. Recapitulamos: se ha destituido a la directora de Medio Ambiente, Eva Sánchez y, prácticamente un día después, se ha situado en su lugar a Javier Méndez, de larga trayectoria gestora y procedente del Ayuntamiento de Vélez Málaga, donde, paradójicamente, trabajó para el ex alcalde socialista Antonio Souvirón. Desconocemos el detalle de cómo han gestionado ambos sus respectivos cometidos, así que nos abstenemos de ir más allá en los juicios.

El caso es que la situación de la limpieza en la ciudad no es la más idónea. Y aquí confluyen dos factores esenciales. El primero, como es lógico, es que el servicio no será todo lo bueno que debiera. El segundo, como también es lógico y recordó De la Torre el otro día, es que hace falta un poquito más de conciencia ciudadana. Un garbeo por cualquier ciudad suele dejar en mal lugar a Málaga en este sentido particular.

La oposición ha pedido un estudio para ver la viabilidad de rescatar la concesión. No nos olvidemos de que los privados tienen mayoría en Limasa y que estos particulares obtienen jugosísimos beneficios por lo que, en su día, se dio en llamar `contrato del siglo´.

Desde el principio todo ha ido mal. Desde un concurso que hubo de adjudicarse `ex aequo´ a todos los concurrentes hasta las crisis que todos conocemos y que tuvieron al juez Bernardo Pinazo como uno de los más notables decapitados. La papeleta no es sencilla, pero está claro que algo hay que hacer en un asunto tan crucial para la imagen de Málaga si queremos que sea tan genial como su potencial indica.

Otro asunto que se ha desarrollado en los últimos días es la primera sesión del juicio correspondiente al `caso Agüera´, que habrá de continuarse a finales de mes. Habrá que ver en qué queda finalmente el asunto aunque todo parece apuntar a que en poca cosa. Lo que sí es cierto y subrayó la ex edil supuestamente espiada es que el informe invade aspectos personales y que es caricaturizante. De algún lado tuvo que salir y de algún modo tuvo que trascender. Habrá que esperar acontecimientos y dejar hacer.

Lo que sí parece que va camino de mejorar es la coordinación de la Policía Local de Málaga con la Nacional. En este sentido, ha sido un acierto la incorporación del ex comisario del segundo cuerpo Florentino Villabona, en cuyos defectos no entra el desamor por el trabajo, sino más bien todo lo contrario. Ahora, se ha propuesto mejorar este aspecto coordinativo y esperemos que el desenlace sea tan feliz como lo es la idea y su impulso. La experiencia de Villabona en la dirección policial debería ser aprovechada para dar un salto de calidad.

Volviendo a hablar de `lo único´ -las elecciones, que nadie piense mal-, uno de los aspectos más cruciales va a ser la confección de las listas al Parlamento andaluz. En el PSOE, de hecho, ya tienen serios dolores de cabeza -limpiar o no limpiar, ésa es la cuestión-. En el PP, además de la omnipresente en los últimos días Esperanza Oña, la cosa tampoco debe de resultar fácil. Ni socialistas ni populares le han dado ninguna importancia al aspecto malagueño en esta última legislatura, la más insulsa con diferencia en lo que a la provincia respecta. Si no fuera por `Malaya´, la ausencia de los asuntos malacitanos ha sido exasperante en la Cámara andaluza.

En estos comicios, la novedad será la formación Ciudadanos-Partido de la Ciudadanía, comandado por Albert Rivera, que se ha pasado un par de días en la provincia. Se definen como un partido que propugna la socialdemocracia, el liberalismo, el estado laico, evitar los conservadurismos... Y, sobre todo, un partido formado por profesionales y no por políticos. Todo esto suena muy bonito, ¿dónde hay qué firmar? Pero, el caso es que es fácil recopilar este ideario desde la independencia que da la falta de poder. Málaga acapara gran parte de la militancia que esta fuerza tiene en Andalucía. Lo difícil será que repitan el campanazo dado en las elecciones catalanas, cuando arañaron tres escaños. Aquí las cosas se mueven menos, pero...

Después de las andaluzas habrá que volver a ver qué delegados provinciales de la Junta repiten en su puesto -si gana el PSOE, claro- y cuáles no. Un caso es conocido, el de la delegada de Justicia, Aurora Santos, que ya tiene decidido volver a la carrera judicial después de haber puesto en marcha la Ciudad de la Justicia y sabe Dios cuántas sedes nuevas. Santos pudo haber sido subdelegada del Gobierno, pero la jugada de algún vengativo que quiso fastidiar al ministro Jordi Sevilla -había otro juez que iba a ser subdelegado en Castellón- hizo que se acudiera a la letra pequeña de la norma, que exige que el subdelegado sea un funcionario del Estado del grupo A. Memeces de la falta de interpretación de la norma y, sobre todo, de su espíritu.

En fin, para memeces las del charlatán demagogo Hugo Chávez y toda la cla que lleva siempre riéndole las gracias -españoles y malagueños incluidos-. Feliz semana. ¿Por qué no me callo?