Una nueva ciudad está naciendo en los confines de la gran urbe. Al norte de Teatinos y de El Cónsul, lindando con la prolongación del campus universitario y en conexión directa con el Parque Tecnológico (PTA), un semillero de grúas y una intensa actividad de obreros, camiones y carteles certifica que la capital amplía su territorio en la antigua finca de Soliva donde la más importante actuación urbanística puesta en marcha por el Ayuntamiento, a través del Instituto Municipal de la Vivienda (IMV), dará lugar en los próximos años a una nueva ciudad de unos 5.000 habitantes, lo que representa una cifra superior a la de la mayoría de los municipios de Málaga.

El Ayuntamiento ha querido que el nacimiento y desarrollo de esta nueva ciudad suponga también la puesta en práctica de una nueva concepción arquitectónica donde el diseño, la calidad de los materiales y la incorporación de las nuevas tecnologías permitan la construcción de unas viviendas de protección oficial (VPO) de máxima calidad y capaces de cumplir las exigencias de cualquier ciudadano de nivel alto y medio.

La inversión. Para cumplir todas estas exigencias el IMV puso en marcha un concurso de ideas donde participaron despachos de arquitectos de toda España, como el estudio Ebra, Roberto Barrios o Borja Carreras, sin olvidar a los malagueños Salvador Moreno, Luis Machuca, José Seguí, Isabel Cámara, Rafael Martín Delgado, Alonso Peralta, Carlos Hernández Pezzi o Iñaki Pérez de la Fuente.

A su vez en el proceso constructivo están presentes algunas de las constructoras de más nivel en España, las malagueñas Sando y Vera, además de Ferrovial, Dragados o Fomento de Construcciones y Contrata (FCC).

La primera promoción se puso en marcha el año pasado. En la actualidad hay nueve promociones de viviendas en ejecución. Cuando todo esté listo, Soliva estará configurada como una ciudad de 26 bloques y 1.600 viviendas, de las que 386 serán en alquiler, todas promovidas por el Ayuntamiento, menos 60 que levanta La Caixa.

Todas las viviendas tienen aparcamiento y trastero. Cuando todo esté listo, la inversión para la gestación de esta urbe habrá superado los 140 millones de euros.

Calidades. Los nuevos edificios que formarán la pequeña urbe de Soliva no sólo compiten en sus modernos diseños, también en la alta calidad de sus materiales. En ello no sólo no se han regateado esfuerzos sino que se ha exigido a los diseñadores y constructores el máximo nivel. El objetivo que persiguen los responsables del IMV es ofrecer unas VPO de tanta o mayor calidad que una vivienda de renta libre.

Uno de los aspectos más destacados de las futuras viviendas y de su entorno es la alta calidad medioambiental. Ello supone que todos los edificios llevarán paneles solares en la cubierta para el agua caliente, sistemas de bajo consumo en las zonas comunes, ascensores, así como en grifos y cisternas. Todos los edificios tendrán doble fachada, lo que permitirá la ventilación cruzada que facilita la aireación; todas llevan lamas correderas para la protección solar, que será como una segunda piel del edificio, que protege del sol, así como cristales aislantes de doble hoja.

Ahorro energético. Además se ha negociado un convenio con Gas Natural que permitirá que en cada portal exista un panel que reflejará el ahorro energético que se gana con respecto a edificios que no tienen placas solares y otros elementos que fomentan el ahorro energético. Un panel de mayores dimensiones se colocará en la rotonda central de Soliva para marcar el ahorro económico y energético de toda la urbanización.

Dos grandes parques darán solidez a esta apuesta por el medio ambiente. Ambos serán diseñados para que contengan una vegetación autóctona, con especies que necesitan un menor consumo de agua. Todo ello hará que la urbanización no sólo se beneficie de un ahorro económico sino que contribuya a una menor emisión de CO2 a la atmósfera.