Al Málaga se le agota la vida y nadie parece poder remediarlo. Es un reo en el corredor de la muerte esperando la hora de su ejecución. Camina, juega e incluso pelea como equipo de Primera, pero su alma está ya en el purgatorio para bajar a Segunda. Sólo un milagro puede salvar a este equipo. Es así de triste, pero así de real.

Los matemáticos dirán que resta una jornada y que este equipo llega dependiendo de él mismo. Pero aquí las cuentas ya no sirven. Nada importa ya. Fue una osadía pensar que este equipo podría ganar al Getafe. A las pruebas me remito. Y también es una temeridad pensar que ganarán al Real Madrid. Y encima los blancos jugándose la Liga... Este Málaga da la impresión que no da para más, que está abocado a descender sin oposición.

Lo más triste es que ayer se pudo salvar el Málaga. Los resultados se dieron. Acompañaron como vienen haciendo desde hace media temporada. Porque este equipo está fuera del descenso gracias a que sus rivales son igual de malos o un poco más. Pero ya no hay opción para más.

Es una pena que el premio estuviera tan cerca y el Málaga tan lejos. Porque nunca dio la sensación de poder ganar el partido. Nunca planteó batalla en igualdad de condiciones. La rebeldía cuando el encuentro estaba sentenciado no dice nada. No si antes se había deambulado por el campo sin alma ni reparo.

Y es que del Málaga que jugó en Bilbao, poco quedó en Getafe. Si había conjura por la salvación, nunca lo sabremos, porque los primeros y últimos minutos del partido, en los que el Málaga maniató al Getafe, fueron fuegos de artificio. Agua de borrajas que no deciden las victorias.

El ´Geta´, con un señor equipo que juega al fútbol, dominó el encuentro cuando tuvo que hacerlo. Marcó los goles cuando el partido lo requería y le dio vida a su rival cuando lo vio oportuno. No se engañen, el equipo de Míchel dominó el partido de principo a fin.

Por eso los azulones jugarán el próximo año la Liga Europa y el Málaga... Dios sabe qué. Pero una cosa es cierta, si Getafe y Málaga se jugaban algo nada más comenzar el partido, no lo parecía. Ni rastro de la tensión que se le presuponía al partido. Los azulones estaban casi de vacaciones y juegan por inercia, pero el Málaga no supo leer al rival. No supo meterle nervio desde el primer minuto. Morder cada balón ni apretar los dientes. No. El Málaga entró en el juego del ´Geta´. Podríamos hablar de si la alineación fue o no adecuada. Ofensiva o conservadora. Pero no es de recibo que el Málaga se jugase la vida y nadie lo aparentase.

Eso sí, el equipo de Muñiz ´trabajó bien´ los primeros 15 minutos. Pero tardó un mundo en acercarse al área rival con peligro para declarar sus intenciones. Fue un tiro al palo de Benachour, que se aprovechó de un rechace para errar en el área pequeña un gol cantado. Nada. Este jugador está gafado. Del Getafe, poquito hasta entonces. Pero Soldado, el listo de la clase, aprovechó un despiste en cadena de la zaga malaguista para meter el primero (25´). Quizás no fuera justo, pero nadie en el Málaga había luchado para que fuera injusto.

La reacción tampoco llegó con el gol local. No hubo un bombardeo al área de Codina. No hubo nervio en las piernas malaguistas. Por eso no se pudo rescatar nada más en la primera mitad. Eso sí, el Getafe, sin querer, llegaba y metía miedo. Y mientras el clásico cántico de los 200 malaguistas del ´Muñiz vete ya´ desde la grada del Coliseum que amenizaba la película de terror.

Así, tras tirar los primeros 45 primeros minutos al sumidero, el Málaga salió a por el empate en la segunda mitad. Parecía que sí quería entonces. Dos centros de Duda pudieron acabar con premio, pero el que encontró el camino del gol fue Pedro León (56´) para poner la puntilla a un equipo que había entrado demasiado tarde en la batalla.

Con el resultado a favor, el Getafe se gustaba con toque y ocasiones. Paredes, ´jogo bonito´, regates atrevidos... Todo digno de un espectáculo que sin embargo quemó la sangre de más de un jugador malaguista sobre el césped.

Entre ´chulerías´ y precipitaciones, el partido enfiló el final con tímidos acercamientos malaguistas. Sólo algún centro de Duda llevaba peligro. Y sólo una ´banana´ del luso acertó en la cabeza Fernando para recortar distancias en las postrimerías (91´). Fue sólo maquillaje. Lo importante se quedó en Getafe. No sólo los tres puntos, sino la salvación matemática. Es cierto que mientras hay vida, hay esperanza. Pero ¿la esperanza tiene un límite?