El listo que aún no le ha explicado a Jesualdo Ferreira que la prensa deportiva malagueña no se ha comido todavía a nadie tampoco ha sido capaz de contarle a qué jugaba el Málaga el pasado año.

El portugués quiere desplegar un fútbol de toque. Juego combinativo, que lo llamaba Tapia. ¡Qué daño le ha hecho al fútbol modesto el tiqui-taca de España!, como si todos pudiéramos parecernos al Barça. Al parecer, el patadón y el unos pocos ´pa arriba´ de Muñiz tiene las horas contadas. El Málaga sacará el balón jugado desde atrás. Como mandan los cánones valdanistas, ¿verdad, Mou? Y eso, claro, pasa factura: 0-1 ante los niños del filial.

Salvo que la anunciada invasión de fichajes llegue pronto, a este equipo no se le puede pedir eso. Porque lleva un año haciéndole daño a la pelota, no tocándola. Y ese divorcio no se arregla de un día para otro, salvo que lleguen de inmediato los siete que prometió Abdullah Ghubn. No sé si Ferreira admite consejos. Pero Ironman Valcarce debería advertirle. Si le quedan fuerzas.