El Málaga CF se llevó la novena edición del Trofeo Villa de Benalmádena, celebrado anoche en el Polideportivo de Arroyo de la Miel, cuyos beneficios (casi 20.000 euros, incluidos los 1.500 de las entradas adquiridas por el jeque) fueron íntegramente para Cuidados del Cáncer (Cudeca) frente a un Hamilton (2-0) más rodado –inicia la Liga escocesa en agosto– y que quedó séptimo en el pasado campeonato.

El resultado era lo de menos. El conjunto malaguista suma y sigue en la preparación, de cara al inicio liguero. El ambiente, impresionante. Lleno a rebosar. A los 1.800 espectadores que acudieron al recinto hay que sumar los más de 1.000 que había fuera, a través de las vallas. Increíble la acogida al Málaga CF. Máxima expectación por ver al conjunto blanquiazul en acción en esta nueva era desde que lo adquirió el jeque Abdullah Bin Nasser Al-Thani.

Jesualdo Ferreira apostó por incluir a cinco novedades en el once inicial. Por primera vez, se estrenaban en la titularidad los cuatro fichajes realizados hasta la fecha –Malagueño, Sandro Silva, Eliseu y Rondón–, además del delantero Juanmi, que se convirtió en protagonista. El coineño abrió la lata al marcar el 1-0 para el conjunto malaguista, que ayer estrenó la nueva camiseta malaguista.

El joven ariete, de sólo 18 años, va a gol por encuentro, e incluso estuvo a punto de perforar en dos ocasiones más la portería contraria, tras un magnífico sombrero que le hizo al guardameta Cerny, pero el balón se le marchó fuera, y al írsele algo lejos un derechazo. El tanto llegó tras un jugadón de Jesús Gámez. Luque no pudo enchufarla y Juanmi aprovechó el rechace de un defensa para anotar.

Eliseu, con libertad

Ferreira, como es lógico a estas alturas de la pretemporada, hace probaturas, con el fin de encontrar a los hombres idóneos para formar la línea medular. Uno de los refuerzos, el portugués Eliseu Pereira, dispone de libertad de movimientos, volcado hacia el centro en lugar de a la banda izquierda, y tiene más protagonismo al ser el encargado de lanzar los libres directos. Un pase diagonal al área rival fue una de las acciones más brillantes del primer tiempo, aunque la jugada no tuvo consecuencias. Tras él, el entrenador luso situó a Sandro Silva y en la banda diestra a Fernando, mientras que por delante estaban Juanmi, Albert Luque y Rondón, que permutaban sus posiciones.

Ferreira quiere mucha movilidad entre sus integrantes del ataque al optar por un 4-3-3; tres puntas que sean como ´lanzas´ y que desborden por velocidad tanto propia como del juego colectivo. Fue su dibujo táctico durante los 43 minutos que duró el primer tiempo, hasta que se produjo el apagón de luz, que llevó a los jugadores a descansar antes de tiempo. El árbitro malagueño Melero López, que en pocos años podría estar junto a Paradas Romero en Primera División, optó por lo más consecuente.

Ya en la segunda mitad, el apagón pareció nublar las ideas de unos y otros. Hubo cambio de sistema en el Málaga. Situó a dos atacantes, Baha y Edinho –la delantera del primer tiempo ante el Estepona– y un centro del campo de nuevo ´tiqui-taca´, con David González, Edu Ramos –al poco tiempo metió a Jordi Pablo– y Benachour, aunque con Toribio guardando las espaldas.

El bloque escocés sólo ofreció oficio, sobre todo, al comienzo del segundo tiempo, aunque fueron más fuegos de artificio que otra cosa. Sus dos estrellas, los gemelos portugueses Paixao, repartieron la leña que quisieron.

Cuando el choque parecía abocado al exiguo 1-0, el mismo resultado con el que el Málaga venció al Estepona, llegó una magnífica acción personal de Jordi Pablo. El extremo diestro, con mayor libertad de movimientos por la medular –entra mucho por dentro–, le hizo un roto al central Elebert y la cruzó a la perfección para asegurarse la victoria y, con ello, el Trofeo Villa de Benalmádena.

Los robos de balón de Sandro Silva y Toribio, la visión de juego de David González, la velocidad de Eliseu, las subidas y centros al área de Jesús Gámez, la presión arriba de Benachour y la eficacia de Juanmi y Jordi Pablo –al margen de la reaparición de Weligton tras la lesión– fueron lo mejor de un encuentro que tuvo un justo ganador. Aunque lo mejor de todo fue la recaudación para una causa justa, como es ayudar a enfermos de cáncer.