Bendita locura es la Copa del Rey. Te saca la alegría, la tristeza y la impotencia, y la euforia en pocos minutos. El final del choque de ayer, en la vuelta de los dieciseisavos de final frente al Getafe, fue de infarto. El Málaga, a falta de 13 minutos, empataba y tenía a un paso la clasificación para octavos, «se dejó» empatar tras encerrarse en su área en busca de contragolpes, y el panorama se puso más negro aún al tener un hombre menos por expulsión de Weligton.

Y cuando pocos daban un euro por este Málaga, resurgió de sus cenizas, hubo otra expulsión merecida, de Casquero por una terrible entrada sobre Toulalan. Y Buonanotte, que sólo llevaba seis minutos en el campo, se sacó de su chistera un libre directo que convirtió en el golazo que vale el billete para los octavos de final.

Manuel Pellegrini introdujo cinco cambios respecto al partido de ida en el Coliseum Alfonso Pérez (Sergio Sánchez, Weligton, Toulalan, Isco y Sebas), siendo Juanmi (autor del gol del triunfo en la ida) el descarte de los 19 jugadores convocados, así como el también malagueño Juan Rodríguez (vio el partido en el palco) en el caso de los getafenses que no se vistieron.

Los dos equipos mostraron al inicio el clásico respeto mutuo cuando el resultado del partido de ida es corto. La iniciativa, eso sí, correspondió al bloque blanquiazul, con Apoño como organizador y con Joaquín y sus botas naranjas como protagonistas de muchas de las jugadas. En una de ellas, el portuense lanzó un libre indirecto que cabeceó en plancha Van Nistelrooy y que blocó Codina (excompañero suyo en el Real Madrid, con el que se dio un abrazo antes del pitido inicial).

El conjunto madrileño, que sólo había sorprendido con la subida del lateral Valera, que cabeceó alto ante la pasividad de la zaga, apenas llevó peligro. El Málaga se gustaba e intentaba remachar la faena iniciada en Madrid. Sebas tuvo dos ocasiones, y Joaquín otra más, ante el portero, que desperdiciaron cuando marcar parecía lo más fácil.

Faltaba la esencia del fútbol, el gol para animar a unas gradas «vacías» al no haber dispuesto el club precios simbólicos en la primera eliminatoria de Copa.

Susto... y gol de Van Nistelrooy

El susto del partido llegó al borde del descanso, cuando «Cata» Díaz (de nuevo, un defensa) remató de cabeza ante Toulalan tras un córner y batió a Willy Caballero, pero Clos Gómez pitó falta del central argentino. Y en la siguiente acción, un gran centro de Eliseu fue aprovechado a la perfección por Van Nistelrooy de magnífica volea frente a un Codina adelantado.

El golazo hacía justicia a lo visto en los primeros cuarenta y cinco minutos, ya que el Málaga CF había puesto el juego y las ocasiones ante un Getafe de Luis García Plaza que se había limitado a esperar a su rival a la contra.

Con ese resultado (1-0), el Getafe tenía que marcar dos goles para pasar a octavos, el mejor registro logrado hasta la fecha por el Málaga CF, que estaba a 45 minutos de conseguirlo.

Pero cuanto todo iba sobre ruedas, con viento a favor, el Málaga se durmió, comenzó a titubear en defensa y dio alas a un Getafe que marcó tras una jugada de Valera (siempre un defensa rival), cuyo tiro pegó en Caballero y se alojó en la red. El 1-1, sobre todo tras un tiro desviado de Pedro Ríos, hizo encender las alarmas. Pellegrini metió a Cazorla para buscar más la posesión. Luis García apostó por Casquero y Güiza.

El Getafe encerró al Málaga en su área. Y marcó de libre directo (Mané) tras varios defensivos de Demichelis y Eliseu. Las expulsiones de Weligton y Casquero, justas, provocaron mayor tensión a unas gradas que veían como el sueño copero se esfumaba. A la desesperada, el equipo albiceleste lo intentó, ya en ataque con Rondón y Buonanotte.Buonanotte, a falta de tres minutos, logró un golazo de libre directo que vale una clasificación. Eliseu puso el miedo en el cuerpo al coger el balón con la mano al creer que el árbitro había pitado. Él mismo despejó el peligro desde la barrera.