Te imaginé en el palco del Santiago Bernabéu, donde te sentaste muchas veces, pero apenas saboreaste la miel del éxito. Y observé tu sonrisa de oreja a oreja con el golazo de Santi Cazorla, tu euforia contenida por el empate final, tu mirada cómplice hacia Paco Martín Aguilar y tu abrazo con él, minutos después, camino del vestuario. Vi cómo le diste las gracias al de Lugo de Llanera por mirar hacia el cielo en la celebración. Seguramente, habrías perdido una apuesta (casi seguro, una cena) con algún amigo tuyo, con esa frase típica cada vez que viajábamos al Bernabéu o al Camp Nou: «Nos van a meter un carro....». Ayer, José Carlos, disfrutaste como pocos malaguistas desde el cielo. Apuesto a que gritaste el gol antes que nadie, nada más salir la pelota del pie de Santi. Y tú me dirías: «Pues no, Miguel, has perdido la apuesta». Eso sí, estoy seguro de que, desde ahí arriba, nos vas a mostrar el camino más corto para ir a Europa.