­El Málaga rompió en la noche del sábado una magnífica racha de resultados que lo habían aupado hasta la cuarta posición en la tabla, la última de las que dan derecho a jugar la Liga de Campeones. El Betis se llevó de La Rosaleda un premio inmerecido vista su puesta en escena y aunque el Málaga jugó a un buen nivel, no fue ese rodillo al que nos tenía acostumbrados desde la victoria ante el Zaragoza en casa por 5-1 hace seis jornadas. Y tras las que han pasado por las garras malaguistas el Getafe, (1-3), Levante (1-0), el Rayo Vallecano (4-2) y Espanyol (1-2). Además del empate en el Bernabéu, al que se le puede considerar una victoria más. Con estos números estratosféricos se presentaba el Málaga ante un Betis debilitado y en crisis, que cambió su fútbol alegre y de ataque por una apuesta más defensiva para salir a la contra. Todo parecía de cara para que el Málaga diera otro pasito más para afianzarse en puestos Champions, pero el Betis despertó al Málaga del sueño. No sólo la mala suerte malaguista fue la causante de la derrota blanquiazul. Hubo otros factores que contribuyeron a la misma:

Fallos defensivos a balón parado. Los dos goles béticos llegaron por dos errores defensivos en jugada de estrategia. En el primero, Beñat lanza una falta peligrosa a pie cambiado al punto de penalti malaguista y entre Mathijsen y Kameni dejan que Rubén Castro remate a placer. En el segundo, Demichelis y Mathijsen fueron poco contundentes a la hora de despejar un saque de esquina y Dorado aprovechó la parsimonia malaguista para batir al guardameta camerunés.

Desajustes entre la defensa y el portero. Carlos Kameni tuvo un debut de ensueño en Cornellá-El Prat ante el Espanyol, pero el sábado se evidenció que aún falta cierta química entre él y su defensa. Al internacional camerunés se le vio siempre dentro de la portería y cada balón aéreo era una lotería. No fue el culpable directo de los goles del rival, pero sí que su falta de acople y confianza de su defensa, contribuyeron a ello. La zaga albiceleste ya se había acostumbrado a la figura de Caballero y pronto se adaptará al nuevo inquilino de la portería.

Negados de cara al gol. Parecía un tema ya olvidado debido a la gran racha de Salomón Rondón en la segunda vuelta, donde acumula siete goles. Pero el sábado volvimos a ver al Rondón fallón de la primera vuelta. Hasta seis ocasiones claras de gol malogró el venezolano ante, todo hay que decirlo, un acertado Fabricio. Rondón no fue el único que falló ocasiones clamorosas para al menos haber empatado el encuentro. Duda, Isco, Van Nistelrooy o Cazorla también tuvieron oportunidades para batir la meta bética. Éste último volvió a jugar de mediocentro organizador, lejos de las inmediaciones del área rival, donde el asturiano más daño hace.

Semana «rara» en el Málaga CF. La denuncia del Hamburgo por el impago del fichaje de Mathijsen y las diferentes noticias relacionadas con el entorno de los propietarios del club no han contribuido a que el equipo se aisle completamente para centrarse en lo meramente deportivo. La profesionalidad de la plantilla está fuera de toda duda y pese a que aún se le adeudan varias mensualidades, el equipo ha demostrado su implicación total.

Exceso de confianza. Confiarse, tras la espectacular racha con la que el Málaga afrontaba el derbi regional, podía ser hasta normal. Cinco victorias y un empate, éste ante el Real Madrid; un juego combinativo en el que el Málaga se gustaba y todo ello sin tres de sus jugadores básicos (Baptista, Toulalan y Joaquín). A lo que hay que sumarle un rival en tela de juicio, que se asomaba con peligro a los puestos de descenso y con un entrenador, Pepe Mel, que empezaba a sentirse discutido, tanto por la afición, la directiva bética y su propio vestuario.