Suele decirse que antes de morir hay que hacer varias cosas en la vida, como escribir un libro, plantar un árbol y tener un hijo. Yo añadiría algunas más. Una de ellas es hacer el camino de Santiago, que desde Roncesvalles hasta la catedral compostelana pasa por Navarra. Otra es vibrar con el ambiente previo a un partido de fútbol en algunos estadios norteños. En pocos campos se vive con tanta expectación un encuentro como en el Reyno de Navarra, donde el color rojo de las camisetas, bufandas y banderas osasunistas impregna todos los aledaños del coliseo osasunista desde horas antes del inicio. Si fuera principios de julio, habría que mirar hacia atrás por si viene algún toro por la calle Estafeta y alrededores. En Pamplona, además, se mezclan la pasión británica del prepartido (tiene señas de club anglosajón) con la furia española dentro del césped.

Por fortuna, el mejor jugador del Atlético Osasuna no estará hoy sobre el campo: Raúl García está sancionado. Pero ello no debe ser motivo de confianza frente a uno de los cinco mejores conjuntos de la Liga española en casa, con 32 puntos (junto a Real Madrid, Barcelona, Atlético de Madrid y Málaga CF).

El bloque blanquiazul, que cuenta con numerosas bajas, con Mathijsen como último damnificado junto a Willy Caballero, Toulalan y Baptista, debe salir esta noche al Reyno como con esa fuerza, solidez defensiva y máxima concentración que entraña un choque que puede significar prácticamente el pasaporte a Europa para la próxima temporada. Ganar es «asegurarse» el billete para una competición continental. Y jugar la Champions estaría mucho más cerca, a falta de cuatro partidos para el final. Hoy, más que nunca, debe haber hambre de fútbol en un escenario donde el fútbol se respira en cualquier esquina.

Manuel Pellegrini podría situar a Sergio Sánchez como sustituto de Mathijsen. Otra opción sería la de Demichelis, aunque obligaría a modificar también la línea medular. Será una noche de reencuentros: de Monreal con «su casa» y de Lolo con el Málaga CF, donde triunfó de la mano de Antonio Tapia, técnico del inolvidable triunfo por 1-6. Hoy nos vale con ganar por la mínima.

Unos 50 aficionados despiden al equipo. Alrededor de 50 aficionados despidieron al equipo ayer en el aeropuerto Pablo Ruiz Picasso de Málaga. Los seguidores blanquiazules, acompañados de Bokeman, infundieron ánimos a los componentes de la plantilla que se desplazaron ayer a Pamplona. Fueron doce los aficionados que viajaron en el vuelo chárter. Una veintena esperaba en el aeródromo de Pamplona.