La rueda de prensa más esperada no defraudó. Abdullah Ghubn, vicepresidente y consejero delegado del Málaga CF, compareció ayer ante los medios de comunicación más de un año después de su última puesta en escena y en una comparecencia en la que desplegó todos sus encantos para convertir, por momentos, su dialogo con los medios en casi un show. Cómico, distendido, amenazador, sarcástico, a la defensiva e incluso «torero». Muy «torero» se mostró Ghubn ante casi medio centenar de representantes de la prensa. Una docena de medios gráficos y más de 30 periodistas para contar y desgranar la rueda de prensa de Abdullah Ghubn en la que puso al día cada uno de las interrogantes que se cernían sobre el club y sobre su figura.

El vicepresidente entró en la repleta sala de prensa de La Rosaleda a las 18.09 horas y estuvo casi una hora de comparecencia pública, hasta las 19.02 horas. El ejecutivo hizo su puesta en escena con una camisa blanca sin corbata, pantalones vaqueros, el pelo húmedo y peinado hacia atrás, y una fina barba de dos días. Su aspecto, algo más dejado que en su última comparecencia, denota que ha tenido un ajetreado trabajo en los últimos meses.

Flanqueado por Víctor Varela, director de comunicación del Málaga que hizo las veces de traductor, también encontró el apoyo de Vicente Casado, director de márketing y desarrollo, y Francisco Martín Aguilar, consejero consultivo. Ghubn hizo una entrada sonriente, saludó a todos los presentes con un leve gesto con su mano derecha y tomó asiento sin abandonar su perfecta sonrisa. Estaba en su salsa, afrontaba el partido que más le gusta jugar.

El dirigente jordano, en 57 minutos de extensa rueda de prensa, no eludió ninguna pregunta. Atendió a todos los medios que lo solicitaron y respondió las diecisiete cuestiones y una petición sin rodeos.

Habló algunas palabras en español, vaciló con ofrecer una rueda de prensa desde Doha a través de videoconferencia y amenazó a los que tengan la osadía de atacar al Málaga. El mensaje de Ghubn, en muchos aspectos, fue claro y determinante. Sobre todo en su defensa sobre las acusaciones de otros clubes y prensa interesada. El dirigente incluso se colocó en el papel de víctima para hacer comprender un situación que se le escapa.

En la primera respuesta ya se pudo comprobar su predisposición a entrar en el cuerpo a cuerpo. «¡Hola Marca!», en referencia al medio que le iba a realizar el primer interrogante, que iba relacionada sobre su larga ausencia de la primera línea de fuego en Málaga. «¿A qué hora ha llegado usted a La Rosaleda? ¿Si tiene un problema al venir aquí, vendría más tarde?», comenzó a cuestionar al periodista como respuesta. Ghubn parecía incluso desafiante, pero estaba preparado para mostrar su lado más convincente, sólo eran sus primeros pasos casi tanteando el terreno.

De hecho, su puesta en escena meses después de estar alejado del día a día del club era de nuevo su carta de presentación. Ghubn no quiso dejar escapar la oportunidad para mostrar sus dotes de mando. Se mostró sumamente serio y contundente cuando se le cuestionó por el tema económico. E incluso entonó el mea culpa asumiendo responsabilidades.

Gesticuló y subió sus pulsaciones cuando se le cuestionó el embrollo con el Valencia por Santi Cazorla, aunque tiró de ironía para defenderse y luego atacar con firmeza al equipo che. «No somos el club de la caridad».

Entendió perfectamente la pregunta en español sobre la inversión para el próximo curso y volvió a mostrar su cara más seria cuando habló sobre Hierro, sobre el que no lanzó demasiada luz sobre su salida ni su sustituto. Eso sí, bromeó con la venta del club.

Se mostró vacilante con su teórica despedida meses atrás y admitió, de nuevo, que sea criticado cuando hace las cosas mal. Pero tuvo tiempo para lanzar un órdago: «Iremos a por la Champions», entre risas, aunque admitió que el papel del Málaga no es sólo jugarla.

Ghubn repitió hasta cuatro veces la frase «voy a serte sincero» para comenzar a responder preguntas de importate calado. Quería que su mensaje no se difuminara por el camino.

E incluso bromeó cuando se le preguntó sobre el futuro estadio. «Me he reído con tu pregunta y te iba a decir una cosa off the record, pero veo que aquí es imposible... Intentaremos que no sea tu nieto el que corte la cinta de inauguración». «Las palabras que más he escuchado en español son ´más o menos´ y ´mañana´», sentenció el dirigente antes de abandonar la sala de prensa con un escueto «gracias».

En el tintero se quedaron respuestas directas a preguntas directas con números, nombres y apellidos. Pero pese a todo, fue una notable vuelta a la palestra.