La última jornada de la Fase de Grupos de la Champions fue testigo de la incoherencia que muchas veces se da en el fútbol: Messi jugó 30 minutos de un Barça-Benfica intrascendente y casi cae lesionado de gravedad por su egoísmo, amparado por un Tito Vilanova, que prefiere mirar hacia otro lado

­ Los personajes del fútbol (entrenadores, futbolistas, presidentes, árbitros, mandatarios federativos, etc.) tienen todos muchas virtudes, pero también muchos fallos. Uno de ellos es la incoherencia a la hora de hablar de según qué tema. El pasado miércoles asistimos a una clase magistral de dicha incoherencia. El FC Barcelona jugaba un intrascendente encuentro contra el Benfica durante la última jornada de la Fase de Grupos de la Champions y Tito Vilanova hizo saltar al campo a Leo Messi a falta de 30 minutos para el final para asaltar de una vez por todas el récord de goles en un año natural de «Torpedo» Muller, conseguido en 1972, pero le salió rana. Messi no marcó, e incluso sembró el pánico al caer lesionado de la rodilla... Todo quedó en un susto y el astro argentino jugará hoy contra el Betis. Pero, ¿hasta qué punto llega la permisividad de los entrenadores con sus estrellas? Messi no debió ni ser convocado en ese partido. Eso lo sabe Tito y el Papa, aunque él diga que estaba en el guión. Habrá que recordarle esto cuando se queje del calendario infernal. Que lo hará. Al tiempo.

La del Málaga es, sin duda, una afición de un equipo campeón. El aliento de la hinchada blanquiazul es uno de los principales motivos de la gran marcha del equipo y uno de los grandes responsables de que este grupo no se haya desmoronado con tantos problemas, pero aún tiene algunos detalles que limar.

­La afición del Málaga es de matrícula de honor. A día de hoy, la masa social del conjunto blanquiazul se puede codear con aquellas que gozan de tanta popularidad en el fútbol español (Sevilla, Atlético, Deportivo, Betis). Su empuje y pasión en La Rosaleda suponen un punto más para el equipo en cada partido y todas las hinchadas que acuden a Martiricos como rival se llevan una lección de cómo se debe animar y llevar en volandas a su equipo.

Pero siempre hay detalles que pulir y ayer asistimos a uno de ellos: con el partido ya decidido para el Málaga (4-0) un amplio sector del público malaguista comenzó a cantar «Anquela vete ya» para mofarse del equipo rival. Es cierto que no hay mala intención en ese cántico, pero no está bonito humillar a un rival muy digno que ayer plantó cara en La Rosaleda y se marchó de allí con la cabeza bien alta. Además, ¿qué le ha hecho Anquela al malaguismo? Nada. El entrenador nazarí es un currante del fútbol, un hombre que esta temporada ha cumplido su sueño de entrenar en Primera y que pese a hacer las cosas bien los resultados no acaban de salirle. Lo dicho, el ambiente de Martiricos enamora y no le hace falta mofarse de un rival herido para ser más grande.

Joaquín Sánchez tiene una relación de amor-odio con el césped de La Rosaleda. El idilio entre el portuense y la hierba se rompió por un tercero, el hongo Pythium, al que achacó sus dos penaltis errados. Pero ayer se reconcilió con él gracias al traspiés de Diakhaté, que le dejó solo para batir a Toño en el primer gol.

­La relación de Joaquín y el césped de La Rosaleda está llena de altibajos. Cuando la hierba lucía guapa y sana, el del Puerto era feliz, pero en el momento en el que ésta tuvo el affair con el hongo Pythium, que la dejó débil y poco agraciada, Joaquín empezó a desenamorarse. El crack gaditano se sintió traicionado y acusó al césped de La Rosaleda de sus dos fallos en los penaltis (Real Sociedad y AC Milan). La historia de amor entre ambos parecía insalvable, pero después del lavado de imagen de la hierba la semana pasada, contra el Granada volvió a surgir la magia. Y es que la alfombra de La Rosaleda, de aspecto impecable pero algo suelto aún, se alió con Joaquín durante el primer gol al provocar el resbalón del nazarí Diakhaté, que dejó al extremo solo para batir a Toño.

El césped le debía una al malaguista y ayer se la devolvió. Historias de amor a un lado, Joaquín está siendo el mejor jugador del Málaga en este primer trimestre de la temporada, con la hierba en buen estado o hecha un patatal.

LA PREGUNTA IMPERTINENTE: ¿Le invitaría a un Aquarius Dani Benítez a Clos Gómez tras el partido?