Si hoy, 24 horas después de estallar en la cara de todo el malaguismo la grotesca sanción de la UEFA hacia el Málaga CF, se hiciera un ejercicio de comprensión y de análisis, el sentido común seguiría apostando a que la condena hacia el club blanquiazul ha sido desmedida y a destiempo, pero posiblemente también se pensaría que no era ni mucho menos inesperada, a tenor de las últimas llamadas de atención que estaba recibiendo la entidad desde el pasado verano.

El guantazo que el máximo organismo europeo le ha dado al Málaga CF y al malaguismo ha sido de aúpa, de los que cuesta levantarse y de los que te hunden en la más profunda de las depresiones. De un plumazo ha bajado al subsuelo a todos los que aún estábamos levitando por el cruce con el Oporto en octavos de la Champions. Y amenaza con torpedear cualquier atisbo de ilusión blanquiazul en los próximos años con su sanción cargada de rencor e inquina, cortando de raíz cualquier posibilidad de seguir soñando en clave europea.

En un deporte en el que la ilusión es la mejor arma, la UEFA se ha asegurado que el nombre del Málaga CF no vuelva a retumbar por Europa, al menos a corto plazo. Se ha cargado de valentía para golpear al más débil, como el niño abusón del colegio. Y golpea los cimientos de un proyecto que posiblemente ya se tambaleaba y que sólo se sustentaba por la creencia de que no todo en el fútbol lo logra el dinero. Pura fantasía.

Pasado. Sin duda, la UEFA lleva avisando al Málaga CF desde hace muchos meses y en el club miraban para otro lado, como si fuera el cuento del lobo, que nunca iba a morder. Podría parecer lógico. No había jurisprudencia al respecto, el Fair Play financiero entrará en vigor el próximo año, es un organismo y una medida totalmente nueva por parte del organismo futbolístico... Pero la realidad es que algo iba a pasar, y no tenía visos de ser nada bueno para el club.

En ese sentido, el principal culpable parece Al-Thani, que si hoy ya ha invertido siete millones de euros también llegan a destiempo, como la sanción. No están claras ni las deudas del Málaga ni la falta de apoyos económicos del máximo dirigente del club. Pero ambas cosas se han llevado al hoyo el sueño europeo.

Presente. Esta sanción no se aleja demasiado de los juicios públicos que se hacían en mitad de la plaza en plena Edad Media, para dar ejemplo y asustar al populacho. No cabe duda que han querido tomar al Málaga CF como cabeza de turco. Y casi puedo imaginarme a Michael Platini dentro de pocos meses en el Parlamento Europeo dándose golpecitos en el pecho y gritando lo transparentes y justos que son en la UEFA. Suena demasiado hipócrita cuando hay clubes que deben agua en Loja. No mencionaremos a los Valencia, Atlético o incluso Real Madrid y Barcelona. Ellos conocen sus propias deudas...

Futuro. El futuro, a corto plazo, sigue reservado para los soñadores. La ilusión de la Champions a partir de febrero sigue en ciernes. Más complicado será a partir de junio, donde posiblemente la involución sea aún mayor. Mientras, quedará conocer el recurso del TAS y la apuesta del jeque. Pero lo que quizás no han calculado un puñado de ejecutivos con corbata en sus despachos de Nyon es que detrás de esta sanción también hay sentimientos. Y en esos se apoyará de nuevo el malaguismo para resurgir como ya hizo tantas veces. Con Europa o sin ella.