El Málaga CF no pudo superar la difícil empresa de pasar a las semifinales de la Copa del Rey frente al todopoderoso FC Barcelona y quedó eliminado del torneo del ko tras dar la cara. Ahora, el conjunto de Pellegrini tendrá que centrarse en las dos competiciones en las que sigue vivo: la Liga, donde el domingo juega un partido trascendental ante el Mallorca en Palma; y la Liga de Campeones, torneo en el que los blanquiazules tienen puestas todas sus ilusiones en los octavos de final frente al Oporto portugués.

No pudo ser. Fue bonito mientras duró, pero el FC Barcelona despertó al Málaga CF de su sueño copero, de ése que alcanzó su cénit en el partido de ida cuando consiguió arrancar un empate a dos goles en el Camp Nou (Iturra y Camacho) frente al conjunto de Tito Vilanova. Lo cierto es que se cumplió la lógica y pasó el equipo «grande». El Barcelona no reservó a nadie en Martiricos y salió con las semifinales entre ceja y ceja.

La Copa 2012/13 ha sido una edición «rara» para el Málaga. Acostumbrado a jugarla a desde los dieciseisavos de final, en esta ocasión y por su estatus de equipo Champions, el conjunto costasoleño tuvo los privilegios de empezar su andadura en el torneo copero contra rivales de menor entidad, de 2ª División B. Primero el Cacereño y después el Eibar complicaron y de qué manera el pase del Málaga a cuartos, donde ya sabía que le esperaba el peor coco de todos.

Muchos eran de la idea de «tirar la Copa» debido a la dificultad que entraña una eliminatoria a doble partido contra el Barça, pero el Málaga compitió hasta el final y vendió cara su eliminación. Con el empate de la ida, el malaguismo llegó a creerse que la hazaña era posible, las entradas se vendieron como churros (pagaban los socios) y La Rosaleda se llenó. La afición malaguista se frotaba las manos con un nuevo duelo frente al Real Madrid en semifinales, ronda a la que el conjunto blanquiazul sólo había accedido en una ocasión. Fue en la temporada 1972/73, cuando quedó apeado por el Athletic Club de Bilbao.

Y es que la ambición del Málaga no conoce límites, pero analizando fríamente la situación, al equipo le va a venir de perlas una carga menor de partidos en este segundo tramo de temporada. Para una plantilla corta como la del Málaga, centrarse en dos competiciones que exigen tanto como la Liga y Champions. La Liga de Campeones es un premio, por lo que el equipo saldrá frente al Oporto sin presión mientras que en la Liga el Málaga sí que debe centrarse para encauzar el rumbo tras tres jornadas sin ganar: Deportivo, Barcelona (derrotas) y Celta (empate).