1. Una oda al fútbol, pero mal entendida

El Málaga cayó eliminado el pasado jueves de la Copa del Rey a manos de un Barça intratable, al que intentó jugar de tú a tú en el partido de vuelta. Fue un canto al fútbol, pero equivocado. Los blanquiazules debieron salir igual que lo hicieron en el Camp Nou.

­Ya en frío, después de haber pasado varios días para analizar y volver a ver el Málaga-Barça de Copa se pueden sacar varias conclusiones que en caliente, después del espectáculo tan maravilloso al que asistimos en La Rosaleda, quizás no llegábamos a apreciar. El Málaga se equivocó, se dejó llevar por su confianza actual y le quiso jugar por encima del hombro al mejor equipo del mundo. Es cierto que por momentos lo logró, pero a 90 minutos y a un intercambio de golpes el Barça sale vencedor 101 veces de 100.

No hay equipo en el mundo, por muy bien que juegue el Málaga (a día de hoy es el conjunto cuyo estilo más se asemeja a los de Vilanova) que pueda disputarle el balón. Es triste, pero la única manera de hincarle el diente es al estilo Chelsea: bien arropado atrás, aprovechar las jugadas de estrategia y rezar para que Messi no tenga el día. Así le jugó el Málaga en la ida y se trajo a Martiricos el cofre del tesoro en forma de empate a 2.

Muchos dirán que prefieren morir fiel a un estilo antes que colocar el autobús y «anglosajonizarse» para un partido. Yo, por mi parte, no; prefiero ganar como sea, cada día soy menos romántico.

2. El Iberostar, un campo para dejar de ir al fútbol

Los horarios, los precios de las entradas, los contratos televisivos... muchos son los factores que están matando al fútbol español, pero estadios tan desangelados como el del Mallorca también contribuyen a que la afición se despegue más si cabe de este bendito deporte.

­No soporto el fútbol con pista de atletismo de por medio. Me pasa a mí, le pasa al grueso de los aficionados a este deporte y le pasa también a los actores principales de esto: los futbolistas. Es cierto que las autoridades quieren dar salida a estadios tipo multiusos como el Iberostar y los clubes, con tal de apretarse el cinturón, ni se plantean instalar unas gradas supletorias para acercar al público al césped. Ellos no se enteran, o no se quieren enterar, pero con estas condiciones los equipos no dejan de perder seguidores en vivo.

Ya le pasó al Espanyol durante el periodo que tuvo que instalarse en Montjuic mientras se construía su flamante Cornellá-El Prat. Era un suplicio presenciar un duelo de Primera en el Olímpico, con la mitad de su graderío tapado con lonas para camuflar las «calvas». Ahora, con el traslado a sus nuevas instalaciones, el «periquismo» ha vuelto a revitalizarse pese a que el equipo no esté precisamente de dulce en la presente campaña. Pero no sólo este problema está acotado a España. Al Bayern de Múnich le vino dios a ver con el cambio del vetusto Olímpico al futurista Allianz. ¡Qué suerte tenemos aquí con La Rosaleda! Ya sólo queda que el césped acompañe al calor que emana la afición desde las gradas.

3. Funcionó la «minirevolución» de PellegriniEl «Ingeniero» sorprendió a propios y extraños con el equipo que sacó ayer y ganó (2-3) al Mallorca a domicilio. No sólo por la alineación en sí, con ocho variantes respecto al partido de Copa contra el Barça, sino también por el dibujo planteado.

­Pellegrini revolucionó su once titular ayer en el Iberostar Estadio y su apuesta le salió bien. Dejó a todos perplejos con un equipo completamente nuevo respecto a la derrota del pasado jueves frente al Barça. Debutó, de titular, el uruguayo Diego Lugano, desmontando así el mito de que los jugadores deben entrar progresivamente para adaptarse a los sistemas de juego; colocó a Martín Demichelis en el centro del campo junto a Jeremy Toulalan; cambió el dibujo táctico para jugar de inicio con dos puntas (Santa Cruz, Saviola) por primera vez en la temporada e introdujo hasta 8 variantes respecto al encuentro frente al FC Barcelona (Willy, Sergio Sánchez, Lugano, Monreal, Toulalan, Isco, Portillo y Saviola).

Quizás muchos cambios juntos para un mismo encuentro, pero el resultado dicta todo lo contrario. Primer triunfo del 2013 en Liga pese a no desplegar un gran juego, que sirve al Málaga para volver a los puestos de Liga de Campeones, y todo ello encima con un hombre menos por la expulsión de Demichelis. Y es que, con la temporada que está completando, poco se le puede discutir al «Ingeniero».