El que esta noche decidiera iniciar su fin de semana con fútbol eligió mal. El Málaga cuajó su peor partido en lo que va de temporada perdiendo ante un Osasuna muy serio de la mano de Javi Gracia y, con un solitario tanto de Oriol Riera, se llevó los tres puntos de La Rosaleda.

Y es que el Osasuna sabía a lo que venía y, junto a la incapacidad del Málaga de superar el bien plantado muro rojillo, y la indolencia de los de Schuster en la primera mitad, aprovecharon para adelantarse en el marcador. Tras los primeros sustos navarros, a saber, un mano a mano de Oriol Riera que salvó Willy, y un par disparos lejanos, de De las Cuevas y Lolo, el Málaga comenzó a aparecer por el área de Andrés Fernández. Dos veces por la izquierda, al estar Portillo perdido entre tanta torre rojilla y sin contacto con el balón. La primera acción fue un disparo de Duda tras una buena acción y recorte de Antunes, y la segunda un centro del portugués que Roque Santa Cruz remató a bocajarro, encontrándose con el meta pamplonica. Parecía que el Málaga se venía arriba mediada la primera parte, pero Sisi con mucha clase, se encargó de enfriar el ambiente. El centro del ex del Valladolid, lo remató por dos veces Oriol Riera. Al segundo intento, Willy no pudo evitar la ventaja osasunista.

Entonces comenzaron los minutos de mayor caraja blanquiazul y mayor dominio navarro, que pudo haber sentenciado el encuentro en un buen disparo de Marc Bertrán que despejó Willy Caballero, y en un contragolpe de libro montado por De las Cuevas, Armenteros y el propio lateral catalán que desbarató, de nuevo, Willy, manteniendo a los suyos en el partido.

Pero ni con esas. Ni el doble cambio al descanso (entraron El Hamdaoui y Pawlowski) ni las ganas del equipo en los primeros minutos de la reanudación cambiaron el guión. Ganas, y poco más, fue lo que pusieron los de Schuster, que vieron cómo el partido se perdía en un quiero y no puedo, en el ´otro fútbol´ de Osasuna, que comenzaba a cargarse de tarjetas amarillas para mantener el partido a la velocidad que más le convenía. Centros al área, algún chispazo de Portillo, aún desaparecido, pero ningún disparo entre los tres palos crisparon a una grada que veía manos en cada rechace osasunista. Uno de ellos, en un remate de El Hamdaoui a centro de Santa Cruz, al borde del tiempo reglamentario, impactó en las manos de Oier, pero ni con esas. El Málaga puso punto y final a una racha de cinco encuentros sin perder (desde el encuentro ante el Barcelona), y afronta el parón liguero con un mal cuerpo que deberá quitarse nada más y nada menos que en el Santiago Bernabéu.