Bernd Schuster sigue sin dar con la tecla. Nueve puntos en nueve jornadas. A punto por partido. Una suma que, a final de curso, daría 38 puntos. Insuficientes para cumplir con el objetivo mínimo de la permanencia, meta que requiere al menos 43. 11 goles a favor y sólo 9 en contra. Y tantos equipos titulares como partidos se llevan disputados. Nueve encuentros y nueve onces diferentes. El Málaga ya se ha medido, bien es cierto a los grandes cocos de la categoría, Barcelona y Real Madrid. Y ha visitado dos de los estadios más duros, Mestalla y el Sánchez Pizjuán. Salvo el «petardazo» ante el Osasuna en casa, el equipo ha cumplido con las expectativas. Bien es cierto que se ha echado en falta algo más de ambición en los empates cosechados en San Sebastián (0-0) y Valladolid (2-2). Sumar a domicilio siempre es positivo, debió pensar el entrenador alemán. El Santiago Bernabéu no es el escenario ideal para sacar conclusiones sobre la capacidad de un Málaga muy renovado y con mucha gente joven. Fichajes, en la mayoría de los casos, que no están cuajando, que no cuentan para el preparador. Ahí están los casos de Chen, Pawlowski o Anderson. Sólo una vez han estado en el once titular cada uno. Y aparecen en el equipo a cuentagotas. De hecho, el polaco Pawlowski, tras su golazo ante el Valladolid, ni siquiera apareció en la convocatoria del Bernabéu.

Lo cierto es que estos cambios continuos en el once titular reflejan las dudas que el alemán está sufriendo en su etapa malaguista. El técnico ha ido mezclando diferente tipo de jugadores en su equipo. A veces, por necesidades lógicas: bajas, lesiones o internacionales. Otras, dependiendo del rival, como ante el Barcelona o en este último fin de semana frente al Real Madrid. Schuster cambió su habitual sistema de juego en el Santiago Bernabéu. Vendió a bombo y platillo en su comparecencia previa que iba a Madrid con dos delanteros, con Samu y El Hamdaoui. A costa de variar su sistema en estos ocho primeros encuentros: 4-1-4-1. Sacrificó a Darder, dejó a la medular sin stopper al pasar a Tissone a la pareja de medios con Camacho y las bandas no tuvieron pasador, ya que el equipo no supo qué hacer cuando tuvo el balón en sus pies.

Del debut de Valencia al choque de Chamartín han ocurrido muchas cosas. En Mestalla, Schuster tuvo que ir con lo puesto. Lesionados Weligton y Sergio Sánchez, el recién llegado Chen jugó en la medular, junto a Angeleri, un lateral diestro reconvertido a central zurdo. El técnico sorprendió con Darder y el camerunés Fabrice, titular en pretemporada, siguió teniendo la confianza de Schuster. Contra el Barça, Schuster «tapió» el centro del campo añadiendo a Camacho y confió en la velocidad de sus extremos, con Pawlowski y el propio Fabrice. En el Pizjuán, el once fue el mismo que en Valencia, con Morales de enganche y Duda en banda, pero ya con la defensa que ha repetido siempre, sin Chen, y con Gámez, Sánchez, Angeleri y Antunes.

En la goleada ante el Rayo desapareció de las alineaciones Fabrice y desde entonces ya nada más se supo del joven africano. Historia calcada a la de Pellegrini el pasado año. En ese encuentro recuperaron la titularidad Eliseu y Portillo. El luso había estado lesionado y el canterano no había tenido la confianza del técnico. Fue un punto de inflexión, ya que también entró en el equipo el delantero El Hamdaoui, que sustituyó a Roque. En San Sebastián (0-0) sólo tocó la medular, quitando a Morales por la veteranía de Duda, centrando a Portillo, como enganche. Perdía gol y ganaba posesión.

La sorpresa del 2-0 al Almería fue el debut de Anderson en el equipo de los once mejores. Desde entonces, el Málaga no volvió a ganar, tras empatar en Valladolid (2-2) y perder ante el Osasuna (0-1) y en el Bernabéu (2-0). Darder se cayó en Pucela para que Camacho fuera el «stopper», pasando a Tissone más arriba. Contra el Osasuna apostó por su centro del campo con más talento (Portillo, Morales y Duda), pero a costa de eso perdió uno de sus rasgos de identidad, la agresividad y la presión. El Málaga tuvo más posesión de balón, pero sin profundizar. En el Bernabéu sorprendió el debut de Samu en el equipo de gala más ese cambio de esquema de su habitual 4-1-4-1 al tradicional 4-4-2. Ante el Celta, el sábado a las 16.00 horas, deberá improvisar un nuevo once por las bajas de Sánchez (ciclo de amarillas) y Angeleri (lesionado).