45 minutos estuvieron juntos sobre el césped el Hamdaoui y Santa Cruz para demostrar que de momento no hay química entre ellos. Los movimientos de ambos no tenían sincronía, no había concordancia entre uno y otro. Y por ello Schuster decidió prescindir del delantero holandés al descanso. Se esperaba que El Hamdaoui, con más libertad de movimientos, bajara a recibir y a crear algo más. Sin embargo, ambos arietes imitaron movimientos y se posicionaron de forma paralela. El vacío de creación obligó al Málaga a jugar al pelotazo, algo que fue fácil de defender para la zaga del Celta. El esperado experimento quedó en fracaso. Habrá que ver si Schuster vuelve a repetirlo en el futuro.