No sólo por el día tan desapacible que hizo ayer en Málaga, sobre todo a la hora del partido en el que cayó un buen chaparrón, sino por la goleada encajada a manos del Celta. Hace mucho tiempo que La Rosaleda no era testigo de un varapalo de tal calibre. Pero como reza el dicho: «Hay que estar a las duras y a las maduras».

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