Ha costado pero ya se puede decir abiertamente y sin miedo a equivocarse que Pablo Pérez es nuevo jugador del Málaga CF de todas todas. En la tarde de ayer firmó su nuevo contrato, que le vincula a la entidad de Martiricos por lo que resta de esta temporada y tres más tras desembolsar un millón de euros al Newell´s argentino, en una operación que se ha dilatado más de lo esperado. Será presentado el próximo lunes en sociedad.

En la tarde de ayer, y tras solventar unos pequeños flecos con su representante, liquidar las formas de pago del fichaje con Newell´s y oficializarse el cobro de los 400.000 euros que el Málaga adeudaba a Martín Demichelis, el club pudo hacer oficial el que es su primer refuerzo invernal.

Tras aterrizar en Málaga hace unos días y esperar a que llegase el acuerdo definitivo entre entidades, el «Fantástico» por fin se pondrá hoy a las órdenes de Bernd Schuster en la sesión que el alemán tiene ideada a partir de las 10.30 horas en el estadio de atletismo Ciudad de Málaga y donde el argentino podrá conocer a los que serán sus nuevos compañeros. El ya nuevo jugador del Málaga está ansioso por vestirse de corto y como ayer dijo Sergio Sánchez, el vestuario de verlo en acción.

Además de la buena noticia que supone hacer oficial su fichaje, los abogados del Pérez han comunicado al Málaga CF que el pasaporte italiano del jugador podría estar listo en los próximos días. Su mujer es italiana y desde hace tiempo tramitan la doble nacional, por lo que la semana que viene el futbolista podría tener sus papeles en regla y no ocupar plaza de extranjero.

Por esa razón, los rectores malaguistas aún no quieren precipitarse y realizar un descarte de un extracomunitario para inscribir al volante argentino, que lucirá el dorsal número 11, que no podrá jugar ante el Levante el domingo.

El principal candidato para salir en caso de que no llegue el pasaporte de Pérez es Roberto Chen, aunque al panameño aún nadie del club le ha comunicado nada. Y es que, en el Málaga prefieren esperar y agotar todas las posibilidades antes que tener que «cortar» a un jugador, una situación que no es del agradado del vestuario y que Mario Husillos pretende llevar con mucho tacto.