1. Valencia, «donde dije digo, digo Diego»El magnate Peter Lim, procedente de Singapur, está empeñado en comprar el Valencia. Hace más de tres años, el valencianismo clamaba contra el Málaga por que un jeque se hacía con las acciones del conjunto blanquiazul y veía peligrar así su estatus en el fútbol español.

­Es curioso, pero ver al valencianismo suplicar para que Bankia le venda las acciones y la multimillonaria deuda contraída por el club «che» al magnate Peter Lim, sobre todo tras ver como hace no mucho tiempo puso el grito en el cielo al ver que el Málaga CF le usurpaba su sitio en el olimpo del fútbol español gracias a la adquisición del club del jeque Al-Thani. El Valencia fue entonces uno de los instigadores contra todo lo que olía al Málaga. Actuó como chivato ante la Federación y la LFP y no dejó nunca de malmeter en contra del jeque malaguista.

Ahora, tras abrir los ojos y ver la situación real de su club, se abrazan a la idea de que Lim llegue al rescate. Ojalá el dinero asiático les salve, pero es curioso como el miedo puede cambiar la «ideología» de todo un colectivo.

2. En el fútbol moderno parece que vale todoLa rocambolesca venta de Fabrice, a falta de confirmación oficial, ha acabado de confirmar que los escrúpulos en el fútbol actual no existen. Los agentes se han convertido en los dueños de los jugadores a los que tratan como mera mercancía.

­El Málaga ha decidido vender a Fabrice Olinga, una de sus perlas de la cantera, que no ha querido renovar pese a las ofertas que le hizo el club. Hasta ahí, todo normal. El problema empieza cuando uno se entera de los entresijos de la operación. Al parecer, el agente del futbolista camerunés, ni corto ni perezoso, compra al Málaga la «libertad» del jugador por 500.000 euros, pero como un agente no tiene licencia federativa para inscribirlo en ningún club, utiliza al exótico Apollon Limasol chipriota para que figure como comprador y haga de puente para colocar al angelito de Fabrice en el Waregem, sin pasar, por supuesto, en ningún momento por Chipre. ¿Qué gana el Apollon en esta operación? Nadie lo sabe ni se sabrá, pero seguro que gratis nadie se presta a hacer nada, y menos en el fútbol.

Al bueno de Fabrice -no se olviden que no deja de ser un niño de 17 años- le han mareado a base de bien. Se han aprovechado de su juventud e inexperiencia. Quizás debía salir en invierno, pero cedido y con fecha de regreso. No va a ser así y me temo que a la larga, ni el jugador ni el Málaga se alegrarán de haber separado sus caminos.

3. La no renovación de Eliseu empieza a preocuparEliseu es desde el pasado 1 de enero libre para negociar con cualquier club al finalizar contrato con el Málaga el próximo 31 de enero. Tanto el club como el jugador han manifestado su deseo de prolongar lazos pero la situación sigue estancada.

­Es cierto que el bueno de Mario Husillos tiene mil frentes abiertos, que reforzar la plantilla en el mercado invernal es prioritario, pero el Málaga no debe demorar más el «Caso Eliseu». El portugués quiere renovar, pero es consciente de que ante sí está la última oportunidad de firmar un gran contrato y de momento no le satisface lo ofrecido por el Málaga. Está claro que ante el vicio de pedir está la virtud de no dar, pero a mí me entra un acojone por el cuerpo cada vez que pienso en que el luso puedo firmar ya con cualquier otro equipo. Y novias no le faltan. El internacional es uno de los pocos que han sobrevivido del «EuroMálaga» y su caché aún está cotizado. Problemas físicos a un lado, el compás de espera por la renovación está afectando al rendimiento del jugador, más nervioso y alocado que de costumbre, que ya es decir.