Domingo para olvidar. El Málaga no fue ni la sombra de lo que había demostrado hasta el momento en Liga ante rivales como Barcelona, Valencia o Athletic de Bilbao. Poco o nada se puede sacar positivo de la actuación de los malaguistas en el encuentro de ayer frente al Getafe. Un equipo sin garra, sin acierto y sin capacidad de reacción al tanto local en el minuto 25.

No sentó nada bien al conjunto blanquiazul el horario matinal. El Málaga fue superado por un discreto Getafe que seguramente pasará muchos apuros esta temporada. Posiblemente el rival más flojo, junto con el Levante, de los que se han enfrentado en este arranque de competición. Un Getafe al que le bastó con una ocasión de gol, en una contra tras un córner favorable al Málaga, para decidir el encuentro.

A pesar del horroroso partido que realizaron en el Coliseum los hombres de Javi Gracia, no entraron mal del todo al encuentro, dando la sensación de que con muy poco se le podía hacer daño a los azulones. Pero a partir del tanto local, el Málaga se marchó del choque y dio la sensación de ser un equipo sin capacidad de reacción ninguna. Ni un solo tiro a puerta en 93 minutos fue el pobre bagaje de los costasoleños en el encuentro. Así es imposible ganar, y ya van cinco partidos, desde el debut liguero, sin conocer la victoria.

Y más allá de la derrota, lo peor fue la imagen que mostró el cuadro albiceleste. 90 minutos sin lanzar entre los tres palos, sin enlazar una buena jugada y sin crear ni una sola clara ocasión de gol en juego. Sólo un cabezazo de Sergio Sánchez a la salida de un córner en el minuto 24 fue la única posibilidad clara de batir a Guaita, que fue un espectador de lujo en la matinal.

A partir de ese momento, el Málaga desapareció. El mal balance defensivo de los visitantes en ese saque de esquina -Sánchez se quedó lamentando su fallo en el área rival- derivó en la jugada del gol azulón. Tras un rápido contragolpe, Yoda puso el temple y un buen pase atrás a Míchel Herrero que llegó desde segunda línea libre de marca y batió a Kameni con un tiro raso desde dentro del área. El camerunés llegó a tocar el balón pero no pudo evitar que acabara en el fondo de la red.

Y ahí murió el partido de los de Martiricos. Sin reacción, ni garra, el equipo albiceleste dejó la sensación de poder haber estado cinco horas jugando sin hacer el gol del empate. Esta vez no influyeron ni las pérdidas de tiempo ni la actuación arbitral del navarro Prieto Iglesias. El único culpable fue la apatía que demostró el equipo de Gracia todo el duelo.

Nada salió bien. Además del pobre partido, los malagueños volvieron a terminar con un jugador menos por la expulsión de Weligton en el descuento por doble amarilla, que le privará de jugar contra el Granada. Y ya van cuatro, demasiadas, en seis partidos.

Todavía es pronto para «matar» a nadie, pero lo cierto es que el equipo tiene que recuperar la alegría en ataque de las primeras jornadas de Liga. Contra el Barcelona se empató, cierto, «un puntazo», pero tampoco se generaron excesivas oportunidades de peligro. Y lo que más preocupa es que en los 540 minutos que ha disputado el Málaga en la presente Liga todavía no ha hecho un gol de jugada. El rebote de un penalti de Luis Alberto, el cabezazo de Camacho a la salida de un córner y una falta de Duda es todo lo que lleva marcado el conjunto blanquiazul.

Aún así, lo positivo es que sólo van seis partidos y todavía hay tiempo más que de sobra para mejorar, corregir y recuperar así la senda del triunfo. Y ahora llegan dos derbis andaluces donde ya no vale otra cosa, después de cinco jornadas sin conocer el triunfo, que ganar y ganar.