No es una exageración si afirmamos que el fútbol le debe una al Málaga CF. En su historia ha cosechado grandes éxitos en eliminatorias pero aún le falta tocar el cielo con la consecución de un título -Intertoto a un lado-. Por ello, el malaguismo guarda en la memoria los partidos épicos de la Liga de Campeones, en los que los de Manuel Pellegrini cosecharon grandes resultados en plazas con solera como San Siro, Constant Vanden Stock del Anderlecht e incluso el Signal Iduna Park de Dortmund.

Y es que la afición malaguista nunca podrá olvidar cómo su equipo asaltó el mítico San Siro, donde finalmente empató 1-1 y en el que tuvo contra las cuerdas al Milan, uno de los equipos más laureados de Europa. Un resultado que le sirvió para clasificarse de manera matemática para los octavos de final de la máxima competición continental. Antes, el Málaga despedazó al Anderlecht por 0-3 en Bruselas y tras supera al Oporto en octavos de final, llegó la fatídica noche de Dortmund.

Precisamente, con un 0-0 en la ida de La Rosaleda, el Málaga estuvo muy cerca de conseguir la machada frente al Borussia, pero un árbitro escocés privó a los blanquiazules de la mayor alegría de su historia. 3-2 para los alemanes en una noche en la que el fútbol quedó en deuda con el Málaga.