Ni el viernes el Málaga era el peor equipo de mundo pese a caer en su primer partido de pretemporada contra el Karlsruher de la Segunda División alemana ni ayer, tras vencer al SC Friburgo de la misma categoría, el conjunto de Javi Gracia es el nuevo aspirante a entrar en Champions. En el término medio está la virtud y sólo el paso de las semanas, de los partidos y los movimientos que se vayan produciendo en el mercado determinarán el nivel de este equipo. Pero lo cierto es que con victorias todo es más sabroso, el trabajo es más llevadero y las largas sesiones del verano cobran más sentido.

Ayer el Málaga CF estrenó su casillero de victorias. Lo hizo con dos caras bien diferenciadas, ante un rival más rodado, pero mostrando más mordiente y más fútbol que el pasado viernes. Y buena parte de culpa del triunfo la tiene el debutante Duje Cop. Es difícil emitir un juicio de valor justo para un jugador que sólo ha disputado 26 minutos con la elástica blanquiazul, pero siempre es buena noticia que su estreno sea con el pie derecho. El croata, a los pocos minutos de debutar, ya vio puerta. Fue en un remate no excesivamente complejo, pero estaba en el sitio y en el momento adecuado para aprovechar el centro de Charles, que también mejoró considerablemente con respecto al primer partido. Cop tuvo ayer estrella y su gol valió para volver de Alemania con una sonrisa en la cara.

Pero el análisis debe ser más profundo, dentro de lo poco que se puede ahondar en plena pretemporada. Gracia dispuso un once diferente al del estreno. Contó con Aarón bajo palos, además de darle más galones a Filipenko. El bielorruso, casi inédito en este Málaga, se dejó ver ayer con más soltura de la esperada. Y sus minutos fueron bastante decentes. Rápido al corte, inexpugnable por alto y sacando el balón con criterio. Incluso estuvo a punto de marcar un gol de cabeza.

También salieron de inicio Juankar -se incorporó mucho al ataque pese a ser lateral-, Pablo Fornals, Espinho -buen golpeo a pelota parada- y Tighadouini. El extremo marroquí, con el 22 en la espalda, acapara miradas, pero no se esconde ni se arruga. Ayer no tuvo demasiada fortuna en sus acciones, pero asegura verticalidad en su banda.

Con todo, el Málaga sufrió en los primeros compases. La presión alta de los alemanes y la frescura física -arrancan la Liga la próxima semana- les valía para crear desequilibrio. De hecho, el linier anuló un golazo a los germanos por claro fuera de juego (30´). Poco reseñable en los primeros 45 minutos.

Más se notó en la reanudación, cuando Duda y Charles entraron por Espinho y Tighadouini. El Málaga se asentó en el campo, fue tomándole el pulso al encuentro hasta darle la vuelta como un calcetín. Aún así, Aarón demostró sus dotes en una falta en la frontal (56´). Pero fue a raíz de un disparo potente de Amrabat (59´) cuando cambió totalmente el discurso del partido. Filipenko, de cabeza, a punto estuvo de marcar en la siguiente jugada y aunque hubo carrusel de cambios en el minuto 64, esta vez la maquinaria no se resintió. Duda, en 73´, estrelló un balón al larguero después de un potente disparo y la conexión Charles-Cop comenzó a dar sus frutos un minuto después para subir el único tanto al marcador.

El croata no quiso desperdiciar su oportunidad e incluso gozó de un mano a mano en el 78´ que logró sacar bien abajo el meta rival. Pero el resultado ya no se movió.

Al final, marcador justo a tenor de lo visto. Primer triunfo que sirve para sumar intangibles. Pocas florituras y primera gira completada con luces y también con algunas sombras. Queda trabajo por hacer, pero hay tiempo. El próximo partido ya será en Sudamérica el próximo 26 de julio.