El Málaga CF tiene un problema muy serio. Bueno, en realidad, tiene varios. Uno es que está con un triste punto después de 4 partidos. Otro, que sigue «virgen» en ataque 360 minutos después del inicio de la Liga. Pero lo peor con diferencia es que el equipo de Javi Gracia no juega a nada. Trabaja bien atrás -es verdad-, pero es un desastre con el balón en los pies. El abuso del patadón empieza a ser cansino y la falta de alguien con criterio para dar el último pase, un hándicap que frena cualquier atisbo de optimismo.

Me niego a pensar que las ausencias de Darder (definitiva) y Camacho (temporal) son la clave de este sinsentido futbolístico de los albicelestes en el primer mes de competición. Recio, Duda o el propio Amrabat (los tres titulares ayer en Getafe) son jugadores capaces de dar asistencias. Incluso de marcar goles. Pero por unas cosas u otras, ni ellos ni el resto están por la labor. Y la losa cada día pesa un poquito más.

Ayer era un día de cierta urgencia y el Málaga fracasó. Perder en Getafe, ante un rival que demostró anoche estar muy limitado, eleva la alerta sobre el Málaga de amarilla a naranja. El temporal con intervalos de rachas de viento fuerte pasa ya a huracán y amenaza con ciclogénesis explosiva echando un vistazo al calendario y viendo que en 7 días esperan el Villarreal, el miércoles, y Cristiano y sus amigos, el sábado que viene, en Concha Espina.

Ya sé que estamos en septiembre y que está toda la Liga por delante, pero el equipo no tiene buena pinta. Y si no la tiene hay que decirlo (y escribirlo) por mucho que nos duela.

Lo de ayer fue decepcionante. Un esperpento. Tampoco ayudó la suerte porque todo lo previsto por Javi Gracia en su pizarra saltó por los aires en el minuto 2. El gol de Scepovic, sin tiempo para siquiera asentarse sobre el césped del Alfonso Pérez, dejó al Málaga aturdido. Todo el trabajo de la semana y lo hablado en la charla previa en el hotel a ¡tomar por saco! Fue el principio... y el fin.

Los de casa se envalentonaron al verse 1-0. Con el partido de cara, movieron el balón por las bandas y llegaron hasta la frontal del área de Kameni, aunque sin asustar al portero camerunés y tampoco a sus defensas. El gas les duró, eso sí, un cuarto de hora. A partir de ahí lo único que hizo el «Geta» fue ya nadar... y guardar la ropa hasta el 94´.

El paso de los minutos tranquilizó al Málaga. Los de Gracia tuvieron más el balón, quisieron llevar el peso del juego, metieron al rival en su campo y buscaron la portería de Guaita, pero con nulo peligro. Entre los continuos fueras de juego en los que cayó Amrabat y la falta alarmante de ese jugador con criterio para dar el último pase, los minutos se consumieron camino del descanso.

Del vestuario ya no volvió el marroquí, lesionado. El ex del Galatasaray tiene un esguince del ligamento externo del tobillo derecho que le va a obligar a «descansar». Cop -primero- y «Thiga» -después- fueron las vueltas de tuerca que buscó Javi Gracia para cambiar la dinámica tras el intermedio. Pero el guión no varió. El Málaga buscó y buscó la portería de Guaita, pero todo el presunto peligro «murió» una y otra vez en la frontal del área del equipo madrileño. De manera tan sistemática como desesperante.

Duda tuvo la ocasión más clara a balón parado, en una falta al borde del área que Guaita despejó como pudo ya en el esprint final del partido.

Ahora toca resetear. Darle a F7 y esperar que arranque el «equipo». Gracia tiene, desde luego, mucho trabajo por delante. En lo futbolístico y en lo anímico. El miércoles llega a La Rosaleda el Villarreal de los Samus. Hay que sumar sí o sí los tres puntos. No vale otra cosa.

Detalles. Dos malagueños, uno por equipo: Alexis y Recio fueron los dos malagueños ayer en el once inicial. El «Geta» tiene además en sus filas a Juan Rodríguez, que ayer se quedó en el banquillo sin jugar. Cuarta derrota por 1-0 en el Coliseum, el Málaga acumula cuatro temporadas seguidas visitando Getafe y perdiendo por el mismo resultado: 1-0.