La palabra crisis ya no es tabú en el diccionario del Málaga CF. Las dos derrotas consecutivas y unos números preocupantes en once jornadas de Liga disputadas son sólo la punta del iceberg blanquiazul, donde la fractura social es palpable entre los cinco grandes estamentos de la entidad de Matiricos. La afición señaló al jeque Al-Thani y a la directiva, pero las culpas son repartidas por inacción, dejadez, errores del pasado o simple cabezonería, que son sólo algunos de los males que poco a poco han ido lastrando al Málaga desde dentro, hasta llevarlo a una zona peligrosa con difícil retorno. Discrepancias tangibles entre unos y otros que restan cuando más hay que sumar.

El propietario: Su inacción desde Catar ahoga al Málaga y su credibilidad está totalmente acabada

No es casualidad que el pasado sábado se escuchase por vez primera el «¡Al-Thani, vete ya!» en La Rosaleda. Los vaivenes del verano lo señalan como principal culpable de la situación blanquiazul. Y su dirección desde la distancia ya no convence a nadie. El presidente ni hace ni deja hacer. Le enseñó la puerta a Moayad Shatat cuando era un ejecutivo que trabajaba día a día en el club. No atendió a las dos ofertas de compra, augurando un fututo mejor. Y sus misteriosos mensajes por las redes sociales también han perdido la credibilidad que podían llegar a tener. Aún se le espera en Málaga y los «cambios» no terminan de llegar.

La directiva: Atada de pies y manos, vendió el alma del malaguismo en verano, pero tampoco atendió a las exigencias del entrenador

La venta de los Samus y de Juanmi fue una puñalada al corazón del malaguismo. El club estaba «obligado» a hacer frente a esas ventas, pero la pésima cocción de los fondos de inversión y la mala gestión de la comunicación de cómo estaba el club han convertido una posible buena operación económica en una de las mayores heridas recientes del malaguismo. El «caso Darder» terminó por rematarlos. El dedo acusador también señala a los dirigentes, que fueron criticados el sábado con el grito de «¡Directiva, dimisión!». La gestión de los refuerzos tampoco ha tenido el efecto deseado, pese a que sobre el papel parecían buenos nombres. Jugadores como Javi Guerra o Borja Bastón se quedaron en el tintero, apostando por otros frentes. E incluso no se escucharon las numerosas exigencias del entrenador, al que se le prometió que no saldrían más de dos jugadores, que pidió públicamente un extremo y que también reclamó la continuidad de Darder. Las diferencias entre el técnico y la dirección deportiva también son palpables, algo que tampoco suma en momentos de crisis.

El cuerpo técnico: Gracia no da con la tecla, ha defenestrado a jugadores de calidad y sigue con su idea inicial

En la pirámide de culpables, Javi Gracia posiblemente no ocupa el primer lugar, pero sí es el trozo de la cuerda más débil por donde puede acabar rompiéndose esta crisis. El técnico navarro es un currante, pero acumula unos registros pésimos en este complejo inicio, arrastrados del curso pasado. Las soluciones en el verde no han llegado y el ideario de juego a penas ha sufrido modificaciones. El Málaga ya no cuenta con las piezas del curso pasado, por lo que el estilo de juego tampoco puede ser el mismo. Además, al técnico, por momentos hastiado y hasta confrontado con la propiedad -algo que tampoco llegar a sumar-, no le seducen jugadores con un corte determinado de juego. Dejó que se fueran consumiendo en el ostracismo hombres como Portillo, Luis Alberto, Pablo Pérez o ahora Juanpi, al que no termina de encontrarle su sitio. La afición no le señala como culpable, pero el crédito no es infinito a tenor de cómo camina el equipo en Liga.

La plantilla: Pese a la entrega general, hay jugadores muy por debajo de su nivel físico y psicológico óptimo

Que Duda, a sus 35 años, fuera ante el Betis el jugador que más kilómetros recorrió habla muy bien del portugués, pero también señala a sus compañeros. Al Málaga, sobre el verde, no se le atisba apatía ni desidia. Tampoco que los jugadores estén contra el entrenador. Sin embargo, sí hay fallos puntuales, falta de concentración y bajo rendimiento en actores y momentos puntuales. El paso atrás de calidad en el plantel con respecto al curso pasado es evidente, pero este Málaga puede hacer mucho más de lo que ha mostrado hasta ahora.

La afición: La respuesta del malaguismo no se está haciendo notar pese al SOS del equipo y el club

En el último eslabón está la afición, que tampoco está mostrando su mejor cara. El derbi del pasado sábado, que suele congregar a más público del habitual, se saldó con 23.669 espectadores, una tónica habitual este curso. Todo ello pese al 2x1 del club y muy lejos del lleno que en otras épocas sí se vivió en Martiricos. El horario del sábado a las 22.00 horas está haciendo mucha mella en la marea blanquiazul, pero más los resultados y el desapego. El curso pasado, ante el Eibar en similares circunstancias, sí hubo lleno. El Málaga entonces peleaba por ganar, ahora por no perder. La afición es clave para salir de la crisis.