Hay dos Málagas bien diferenciados, uno con Camacho y otro sin él. El primero es capaz de plantarle cara a cualquiera, ganar a un equipo que llevaba nueve triunfos consecutivos y demostrar sobre el verde «coraje y corazón». Mientras que el segundo, simplemente, echa mucho de menos la figura del centrocampista aragonés.

El partido del domingo es un claro ejemplo de ello. Con un Camacho muy mermado físicamente tras no competir regularmente desde marzo, el internacional malaguista lideró a su equipo ante el Atlético de Madrid y fue el faro de una «trabajadísima» victoria.

Y es que Camacho hace mejores a sus compañeros. Junto a él en la medular, Recio cuajó su mejor partido del curso, y eso no es casualidad. El paleño, con el maño a su lado, se libera, juega con más calma y se descuelga al ataque sin pensar sólo en defender. Porque el zaragozano abarca mucho campo, su despliegue físico equivale al de dos medios defensivos a la vez y su juego aéreo evita que el rival disponga de segundas jugadas.

Además, el futbolista ofrece recursos ofensivos claros, tanto a balón parado como a la hora de elaborar juego. Y todo eso sin estar ni al 70% de su mejor estado de forma tras muchos meses en el dique seco.

Camacho ya ha reaparecido tres veces esta temporada y todo el malaguismo espera que a la tercera sea la vencida. El «efecto Camacho» es esencial en un equipo que con él sobre el césped pasa a ser otro. El nivel del maño, cuando está en su plenitud física, es comparable al de cualquiera de un gran equipo de Primera División, por lo que Javi Gracia sabe que es un lujo tener un futbolista de la talla de Camacho en la plantilla.

Los números le avalan. Y es que los números cantan. El declive del Málaga en la segunda vuelta de la pasada temporada coincidió con la lesión en el pubis del mediocentro, que pese a que reapareció en el último tramo del curso, no estaba en plenas condiciones. Así, se volvió a operar en verano y no reapareció hasta el partido contra el Valencia a mediados de octubre, donde sufrió una pequeña lesión muscular. Regresó ante el Sporting semanas después y volvió a caer lesionado. Tras más de un mes y medio en el dique seco, volvió a jugar el miércoles pasado en Copa. Jugó 59 minutos y en ese tiempo el Málaga fue mejor que el Mirandés.

Pero si se vuelven a analizar la estadística en frío, la presencia de Camacho es más que capital para el equipo. La pasada temporada, con Camacho en el equipo, el Málaga manejó una media de 1,6 puntos por partido, mientras que sin él sobre el césped, la media bajaba a un paupérrimo 0,6.

El internacional malaguista suma ya 121 partidos en Liga repartidas en seis temporadas como blanquiazul, en los que suma 55 victorias. Es, con el permiso de Nordin Amrabat, el jugador franquicia del Málaga CF y muy difícil será retenerlo una temporada más si mantiene o sube el nivel exhibido el pasado domingo frente al Atlético.