El Málaga no estuvo solo en su visita al Sánchez Pizjuán. Alrededor de 700 aficionados blanquiazules se dieron cita en una de las esquinas del feudo sevillista para alentar a los de Javi Gracia en su intento de asaltar Nervión. Aunque finalmente no fue posible y el viaje de vuelta no pudo terminar con una sonrisa en la cara para la hinchada costasoleña.

Desde los minutos previos al choque, cuando los malaguistas saltaron al césped para iniciar los ejercicios de calentamiento, la marea albiceleste ya entonó los primeros cánticos de apoyo. Unas voces que se hicieron cada vez más fuerte cuando entró el núcleo grueso de la afición desplazada.

Los casi 700 valientes que viajaron hasta la ciudad hispalense no dejaron de apoyar en todo momento y se hicieron notar aún más cuando Charles recortó distancias a mediados del segundo periodo.

Como siempre en este tipo de derbis hubo cánticos dedicados de una parte de la afición, algunos más y otros menos ofensivos, pero que será difícil cortar jamás. Los «Puta Málaga, puta Málaga» -al contrario desde la afición blanquiazul- o el conocido «queremos un tsunami en la Costa del Sol» estarán siempre presentes en encuentros como éste por mucho que se empeñe la Liga de Fútbol Profesional en erradicarlo.

Al final del choque, todos los jugadores blanquiazules se desplazaron hasta la esquina que ocupaban los aficionados malaguistas para agradecer el apoyo brindado pese a la derrota.

Tras el choque, la afición costasoleña emprendió el viaje de vuelta, algunos en los autobuses fletados por las peñas y otros en sus vehículos particulares con la rabia de una derrota que bien pudo ser diferente si la suerte o la desafortunada labor del colegiado catalán, Estrada Fernández, hubiera estado del lado malagueño.

La próxima temporada, nueva oportunidad de volver con una sonrisa de Nervión.