Javi Gracia será el técnico blanquiazul hasta 2019, siempre y cuando ambas partes cumplan el contrato que firmaron el martes para proseguir un proyecto a medio largo plazo y que tendrá al entrenador navarro como capitán general. Y es que, la figura del técnico malaguista ha crecido en importancia en estos dos últimos años al frente de la nave blanquiazul.

Gracia llegó hace dos temporadas al conjunto blanquiazul, con la vitola de entrenador de club, trabajador y de perfil bajo. Pero poco a poco, y avalado por los buenos resultados, pese al bache de la primera vuelta de la presente temporada, el navarro ha ganado en peso específico dentro del club y su poder se ha visto incrementado.

Tal es así que desde la marcha de los antiguos regidores, Vicente Casado en el plano ejecutivo y Mario Armando Husillos en el deportivo, cuya relación con el entrenador se había deteriorado, éste ha ganado en relevancia dentro de la entidad. Antes, la manera de trabajar de la antigua directiva, pese a tener en cuenta los pensamientos del entrenador, era independiente, lo que causó discrepancias internas entre las partes.

En medio de esta crisis, la familia Al-Thani, propietaria del club, tomó partido por el entrenador, al que respaldó pese a los malos resultados -el equipo llegó a ir colista-.

Por ello, tras la reestructuración en los despachos de Martiricos y la llegada de Francesc Arnau a la parcela deportiva, la silueta de Gracia se hizo mayor a la hora de tomar decisiones, lo que se pudo comprobar en el reciente mercado invernal, donde el navarro tuvo voz y voto en cada uno de los fichajes que realizó Arnau para apuntalar la plantilla.

Lo cierto es que el equipo comenzó a carburar y los buenos resultados fueron llegando. Gracia, nunca discutido por los Al-Thani, volvió a adquirir crédito ante la afición y muy pronto se entablaron las primeras conversaciones para acometer su renovación. Por ello, ahora que el equipo prácticamente ha conseguido el objetivo de la permanencia -aún no de manera matemática- ambas partes llegaron a un acuerdo para ampliar su vinculación.

De cumplir los tres años que ha firmado -difícil misión en el mundo del fútbol-, Gracia sumaría cinco temporadas al frente del conjunto blanquiazul, lo que supondría un récord en la entidad desde su refundación en Málaga CF. Y es que, el único entrenador que ha estado tres temporadas desde el inicio en el banquillo del Málaga es Joaquín Peiró, al que adelantará el navarro si consigue cumplir lo firmado el martes.

Tiene ante sí un reto más que interesante el entrenador malaguista. Con el respaldo de todos los estamentos del club, sobre todo y más importante el del jeque, Gracia podrá plasmar sus ideas y ambiciones en un proyecto largo, amoldado a su idea futbolística y con el bagaje que te da la experiencia adquirida durante estos dos últimos años en el banquillo de La Rosaleda. Por que Gracia ya conoce la casa, maneja bien los medios, tiene el respaldo de la afición y se ha empapado como nadie de la historia del club, lo que le convierten en un malaguista más con ganas de poner al club en un escalón superior.

Para ello, tiene la promesa interna de la dirección deportiva de que no habrá una desmantelación de la plantilla como él considera que sucedió el pasado verano. El reto que se le presenta es apasionante, pero su nuevo rol en el club, que va más allá de ser el entrenador, también le otorga más responsabilidad, lo que es un arma de doble filo. Si las cosas no salen como todos esperan, Gracia no tendrá el parapeto del director deportivo ni de la directiva como hasta ahora y además, la masa social del club le va a exigir que el equipo suba un escalón en cuanto a sus prestaciones, una vez que ha conseguido salvar la permanencia sin apuros en sus dos primeras temporadas.