Heroico, épico. La final de la Copa de Campeones disputada ayer terminó con la victoria del juvenil del Málaga ante el Sevilla en la tanda de penaltis (3-1), tras empatar en la segunda mitad de la prórroga con un tanto de En-Nesyri. El guardameta Samu fue el auténtico titán y la gran estrella en los lanzamientos desde los once metros, al detener dos de los tres penaltis lanzados por los hispalenses.

Qué caprichoso es el destino. Ese sería el título del choque si el encuentro hubiese sido de tono cinéfilo. Quien las da las toma, y de la misma forma que el Sevilla había conseguido llegar a la meta blanquiazul durante toda la primera mitad: las jugadas a balón parado, el Málaga puso a su rival contra las cuerdas, asestando un golpe que ni el propio Mike Tyson hubiese firmado. Gol de En-Nesyri tras un córner, a los cinco minutos de la reanudación de la segunda mitad de la prórroga.

Antes, en el minuto 10 de dicho tiempo, Adriano había recibido en la frontal, consiguiendo zafarse de su marca, y cuyo disparo terminó rechazando en un central malagueño, haciendo imposible la estirada de Samu Casado.

Durante todo el choque, el Málaga intentó hacer gala de su gusto por el toque y la posesión, característica innata implantada por su técnico, Sergio Pellicer. En los primeros 45 minutos, el conjunto blanquiazul adelantó líneas, y con el apoyo de En-Nesyri, quien venía a recibir al mediocentro, y Ontiveros, que se echó el equipo a las espaldas, llegaron las ocasiones. La más clara: contragolpe dirigido por Kuki, que finaliza el delantero marroquí. Juan Soriano repelió el disparo.

Reinó la igualdad durante los primeros 15 minutos de duelo, sin claras ocasiones, y con ambos conjuntos mirando más desde el respeto que desde la desobediencia. El hecho de conocerse planteó una final, la primera andaluza de la competición, con un estricto orden táctico.

Ya en la segunda mitad, el Sevilla adelantó la línea de presión, imposibilitando maniobrar al Málaga en el mediocentro, lo que condujo a que se jugara el tiempo restante en la zona de tres cuartos del área malaguista.

Samu Casado, héroe y señor

En la tanda de penaltis, el guardameta del conjunto blanquiazul fue el adalid, al detener dos de los tres penaltis lanzados por el equipo hispalense, todo en honor a su abuela, fallecida el día anterior.

De Cambrils a Las Viñas de Vera. De 2003 a 2016. Trece años han tenido que pasar para que el juvenil revalide el título de campeón de España. El esfuerzo tuvo su recompensa y la temporada que viene disputarán la UEFA Youth League. Premio más que merecido.

@Angel_Mateo8