Sin tristeza pero con añoranza, el Málaga CF afronta su último baile con la zamarra de visitante esta temporada. La misma con la que ha sido capaz de empatar en el Bernabéu, perder por la mínima en el Calderón y el Camp Nou, o ganar en el Benito Villamarín. Ahora intentará repetir triunfo en Balaídos, en un duelo atractivo ante un rival en alza y en un vetusto estadio. Sin duda, un partido que tendría audiencia «objetiva», si a la misma hora no se estuvieran jugando la vida por el cielo y el infierno de la Liga.

Pese a todo, el conjunto blanquiazul afronta el último partido a domicilio confiado, con la mente liberada y con el optimismo del último triunfo cosechado el pasado fin de semana ante el Levante y que le ha alzado hasta la octava posición. Hay poco en juego, al menos deportivamente hablando, pero la honorabilidad no parece cuestionable en este equipo. El conjunto de Gracia ha demostrado tener orgullo, seguir batallando aunque el descenso y Europa estuvieran tan lejos como para ni para poder otearlos en el horizonte, y ha sabido competir en las «jornadas de la basura» con arrestos y sin dejarse llevar.

Es por eso que el envite de hoy en Balaídos contra un gran Celta, uno de los equipos que practica el fútbol más atractivo del campeonato, invita a pensar que será una cita de relumbrón, sin especulaciones y a tumba abierta en busca de la victoria de unos o de otros. No hay presión por objetivos ni tampoco preocupaciones por implicar a terceros.

En ese sentido, el Málaga intentará conseguir su último triunfo lejos de casa. La plantilla se ha marcado el objetivo de acabar octavo, lo que sería un premio económico para el club -casi 4 millones de euros por esta temporada- y un reconocimiento al trabajo de la plantilla.

En Vigo, el Celta espera también con intención de hacer sangre y daño. No quiere los de «Toto» Berizzo hacer rehenes y tras la derrota del pasado fin de semana en San Mamés, están a sólo un punto de sellar matemáticamente la sexta plaza. Los gallegos ya sacaron billete europeo, pero queda determinar la posición final del conjunto celeste.

Javi Gracia cuenta con algunas bajas para este partido, sobre todo en la zaga, el valor más importante de este Málaga. La más notable es la de Roberto Rosales, que no volverá a jugar esta temporada por un esguince en su tobillo izquierdo. Cifu sería el recambio natural, pero en el último encuentro que fue ausente por sanción el venezolano, fue Miguel Torres el que ocupó su puesto. En cualquier caso, el lateral diestro está convocado, aunque sigue inédito este curso.

Filipenko ocupará la baja de Albentosa, que estará fuera por sanción, mientras que el míster navarro recupera a Weligton y Recio, que volverán al once. El resto de jugadores, una vez despejada la posible duda en la portería de la semana pasada, volverán a ser los mismos que ganaron al Levante, a la espera de que Charles recupere su olfato goleador o que Cop lo mantenga.

En el rival, el Celta, también hay bajas en la zaga. Berizzo sólo tiene un central sano y deberá reconvertir a un lateral para cubrir la ausencia de Cabral, sancionado la pasada jornada.

En el resto, el conjunto celeste volverá a ofrecer su once de gala y de garantías. El peligro tiene nombre y apellidos en este Celta, que tiene al tridente Nolito, Orellana y Aspas como principales estiletes de ataque.

La sala de máquinas del Celta también acumula trabajo y creación. Pero en cualquier caso, este Málaga ya le ganó 2-0 al Celta en la primera vuelta.