Ya es verano en el Málaga CF. El vestuario malaguista está cerrado por vacaciones y no volverá a abrir hasta la primera semana de julio, cuando la plantilla deberá regresar para preparar la próxima campaña. Pero con el final de curso también llegan los balances y el momento de poner las notas. Un resultado general más que aceptable que ensalza al bloque, un grupo que ha demostrado ser una magnífica base para el futuro.

Sin embargo, los acontecimientos que están por llegar tienen difícil predicción y queda comprobar cómo avanza el mercado. A día de hoy, sólo nueve jugadores de la actual plantilla tienen asegurado su futuro casi al cien por cien en tierras malaguistas. Dos acaban contrato, otros seis acaban cesión -aunque algunos seguirán-, y hasta seis jugadores son susceptibles de salir ya sea por ofertas por su buen rendimiento o en busca de minutos. Todo ello sin estar confirmada al cien por cien la continuidad de Javi Gracia.

En cualquier caso, la temporada ha sido notable y el Málaga ha echado el cierre a un curso que se le puso muy complejo en el inicio y que supo reconducir en el frío y duro invierno. En la segunda temporada de Javi Gracia, el técnico navarro ha vuelto a reinventarse. Y lo hizo porque al entrenador malaguista no le quedaba otra tras la salida en verano de importantes integrantes del plantel como los «Samus», Juanmi o Darder.

Para amortiguar el golpe, en el verano se apostó por un Málaga de contrastes, entre jugadores que ya conocían la categoría e incluso la casa con algunos fichajes exóticos y casi desconocidos. La base de la temporada, sin embargo, ha estado en el bloque que se formó durante los meses estivales y que ha servido, con los retoques de invierno, para alcanzar la octava plaza y para sellar la permanencia con holgura.

El Málaga comenzó el curso con un inicio de temporada complejo, contra rivales de pedigrí como el Sevilla, Barcelona, Villarreal y Real Madrid -todos antes de la sexta jornada-. Todo ello con el mal ambiente generado por la salida de Darder in extremis, lo que provocó un mal inicio con malas sensaciones generales. Gracia, que había apostado por dos delanteros en verano, tampoco encontraba la tecla necesaria para hacer funcionar a sus piezas y en la jornada 12, ante el Espanyol en Cornellá, el Málaga era colista.

Todo cambió poco después, coincidiendo con la vuelta de Camacho, con la eliminación de Copa con el Mirandés, y con la reubicación de Amrabat en banda y la entrada de Duje Cop junto a Charles. También en los despachos hubo movimientos con la salida de Vicente Casado y el posterior cambio en la dirección deportiva de Mario Husillos por Francesc Arnau. A partir de entonces el Málaga comenzó a carburar y los resultados volvieron a ser excelentes.

En invierno salieron Amrabat y Angeleri, pero el Málaga fichó a Chory Castro, Ricca y Atsu, que han ofrecido un gran rendimiento. Fueron las piezas complementarias para llegar a buen puerto, para salvar la categoría y cerrar el octavo puesto, el mejor equipo de la «otra liga». Europa deberá esperar, pero quizás no demasiado.