Se preveía un día movido ayer en las entrañas de La Rosaleda y así fue. Desde bien temprano, Francesc Arnau, consejeros y hombres de confianza del jeque aguardaban en Martiricos la llegada de Javi Gracia y su representante para recibir el mazazo de su marcha al Rubin Kazan de primera mano.

Las idas y venidas de los mandamases blanquiazules se sucedieron durante toda la mañana. Gracia, acompañado por su representante Rodri, llegaba en su vehículo poco antes de las 13.30 horas y por espacio de una hora le explicó a director deportivo, consejero Nasser su decisión de acepar la multimillonaria oferta del Rubin Kazan para las próximas temporadas, una decisión madurada durante las últimas semanas y que ayer se consumó.

El primero en salir de Martiricos contrariado por la marcha del navarro fue Arnau, que hasta el último minuto se mostró confiado en la continuidad del entrenador con el que venía trabajando codo con codo para planificar la próxima temporada. Y es que, además del jeque, la salida de Gracia deja tocado al máximo responsable deportivo del club, que apostó por el técnico pamplonica de manera firme como cabeza visible de un proyecto de futuro.

Gracia, tras una hora en las oficinas del club, se marchó caminando junto a su representante al Mesón Los Robles de León, situado muy cerca de La Rosaleda y donde atendió a los medios de comunicación para comunicar, sin decirlo, que se marchaba del club. «El club dará un comunicado entre hoy y mañana».

Así, perseguido por los medios gráficos en una estampa que recordaba más a la Pantoja o Paquirrín que a un entrenador de fútbol, el míster, un tanto abrumado por la situación, regresaba a Martiricos de la mano de su mujer, donde le aguardaba el jeque. Al-Thani, que llegó al templo malaguista conduciendo su propio vehículo, se paró en la puerta y saludó a los medios como si nada estuviera pasando.

Una vez en el despacho del mandatario catarí, Gracia le comunicó su decisión y éste le aseguró que el club poco podía hacer para retenerle ante una oferta tan importante como la del Rubin.

Así, tras decirse lo que todo el mundo del fútbol ya sabía a la cara, Gracia recogió sus pertenencias de La Rosaleda y cruzó la puerta de salida por penúltima vez, ya que aún falta que se despida públicamente de la que ha sido su casa durante dos años.