Este Málaga está hecho un lío. Ayer protagonizó el cuarto capítulo de la temporada en el que aún no ha dado muestras de tener una identidad propia y de saber a que juega. No tiene un patrón ni una idea preconcebida y, eso, ante un rival tan bien trabajado como es esta UD Las Palmas, tiene un único destino: la derrota.

El Málaga cayó derrotado en Las Palmas por 1-0 gracias a un solitario gol de penalti a los 10 minutos de encuentro anotado por Momo. Completó una primera parte horrorosa, mejoró un poco en la segunda e incluso pudo empatar por medio de Charles, pero la sensaciones que transmite este equipo son cada día más alarmantes.

Y es que los experimentos de Juande no funcionan. No es problema de actitud ni ganas, ya que el equipo lucha y pelea cada pelota pese tener un puntito físico menos que el rival, que ésa es otra.

Preocupante, cuanto menos, la puesta en escena del Málaga de salida. Desde el pitido inicial se vio la tendencia de uno y otro equipo. La de Las Palmas, al alza y altiva; la del Málaga, a la baja y preocupante. Los de Quique Setién se hicieron con el mando del partido muy pronto y empezaron a desplegar ese fútbol de toque y control que tan buen resultado les ha dado en este arranque liguero. Los blanquiazules (ayer de azul oscuro), no la olieron en toda la primera mitad y, sin tener ocasiones claras de gol, los locales mostraron un peligro sordo que cortaba el ambiente.

Así llegó el primero de la noche, en un nuevo fallo garrafal del Málaga, que le costó carísimo. Momo fue a disparar un balón dentro del área y Recio, muy desafortunado, entró como un elefante en una cacharrería llevándose por delante la pierna del jugador canario. Penalti que se encargó el propio Momo en convertir tras engañar a Kameni desde los 11 metros.

No funcionó el nuevo dibujo ni la alineación que propuso Juande Ramos. Situó a Jony por la derecha y su rendimiento, pese a intentarlo una y otra vez, disminuyó a la mitad. El asturiano, de lo poco salvable del Málaga en este comienzo de temporada, es un extremo zurdo puro y si lo cambias de posición... pasa lo que pasa. Además, si a tu mejor jugador le sitúas para que juegue a pierna cambiada y su inercia es irse hacia el centro, la premisa que debe tener el lateral es la de doblar para llegar a línea de fondo y crear alguna superioridad. No fue el caso, Rosales no percutió por el carril derecho en ningún momento. El bueno de Jony se aburrió de verse mermado por un perfil que no es el suyo y fue uno de los sacrificados en la segunda parte.

El centro del campo canario se comió al malaguista. Camacho no está en su mejor momento y Recio, tampoco. Ambos llegan tarde a casi todas las acciones y tampoco demuestran la capacidad de producir fútbol que este equipo necesita.

Mejoró el equipo con los cambios, aunque más por inercia al situar tres delanteros que por otra cosa. En-Nesyri demostró verticalidad y ganas, aunque Sandro y Keko no demostraron gran cosa. Los últimos 20 minutos del partido se convirtieron en un correcalles, con el Málaga volcado y con Las Palmas muy cómodo a la hora de contragolpear. Charles pudo amarrar un punto con una clarísima ocasión desde dentro del área que mandó al limbo, pero también es cierto que Araujo, que salió por el combativo Livaja, gozó de varios chances para sentenciar la contienda.

La única realidad es que el Málaga de Juande Ramos sigue sin carburar. Cuatro jornadas y aún no sabe lo que es sumar de tres en tres tras una nueva decepción.

Lo único positivo para el conjunto malaguista es que no va a tener tiempo ni para lamerse las heridas. En dos días llega el Eibar a La Rosaleda y el Málaga debe reaccionar ya. Todo lo que no sea ganar el martes supondrá la primera gran crisis de la «Era Juande».