El mundo del fútbol se ha estremecido este martes ante el grave accidente que ha sufrido el equipo de fútbol del Chapecoense, cuyo avión se ha estrellado en territorio colombiano, dejando un trágico desenlace de 76 fallecidos, con sólo cinco supervivientes. Las imágenes son espeluznantes y, en cierta forma, son muy similares a las que se vieron en Málaga, hace 60 años, un fatídico 29 de septiembre de 1956, cuando el aparato en el que volaba el CD Málaga a Tenerife tuvo que aterrizar de emergencia, quedando el aparado prácticamente destrozado y envuelto en llamas.

El suceso forma parte de la historia negra del CD Málaga. En aquella ocasión no hubo que lamentar fallecimientos ni graves daños personales, sólo cinco futbolistas sufrieron algún tipo de lesión, pero sin graves consecuencias: Patricio, Emery, Carrillo, Del Río y Madariaga. Los demás pudieron escapar, como pudieron, de las llamas y de la bola de fuego en la que se convirtió el aparato.

El CD Málaga jugaba en Tenerife y despegó desde Sevilla. Después de cinco horas de vuelo desde la ciudad sevillana ya comenzaba el descenso hacia Santa Cruz de Tenerife. El equipo estaba en aquel entonces en Segunda División y jugaba partido de Liga en tierras insulares. Cuando ya se disponía a realizar la aproximación al aeropuerto algo ocurrió? Se encendió la luz de alarma y comenzaron los gritos: "Fuego, fuego, las alas están ardiendo". Son palabras de uno de los ocupantes del avión, el mítico Bernardi, en unas declaraciones que hizo hace unos años a este periódico.

Recordaba Bernardi que el avión era plateado, tenía seis motores y en él viajaba toda la expedición del CD Málaga. Cuando saltó la alarma cundió el pánico. El comandante tuvo que hacer un aterrizaje de emergencia y tomó tierra en plena zona de campo, a escasos kilómetros del aeropuerto. Lo recuerda Bernardi. "No hubo muertos, fue increíble", relata. No los hubo en el avión que trasladaba al Málaga, pero una familia que vivía en esa finca no sobrevivió. "Murieron los que estaban en el cortijo, tuvimos que aterrizar ahí, aquello fue tremendo", continúa el exfutbolista, que dice que tiene dos vidas.

«Yo siempre digo que tengo dos vidas. Desde que nací, en 1935, y otra a partir de ese 29 de septiembre de 1956, día de San Miguel, a las 10 de la noche y cuando yo estaba a punto de cumplir los 21 años», rememora. Pueden imaginarse las escenas dantescas que se vivieron. El CD Málaga sobrevivió al completo, jugó varios días después, cuando tuvo equipaciones -todo se quemó- y regresó en barco, en el petrolero «Victoria». «Nadie quiso volver en avión, ni locos». Aquella historia fue una de las más luctuosas de la historia del club. «Caímos en pleno campo, en un cortijo, en La Laguna. Todo ardió, el avión se partió... Me cuesta mucho recordarlo, la verdad».

Hoy estas imágenes están más presentes que nunca en la memoria del malaguismo tras el fatídico accidente del avión del equipo brasileño. Un avión destrozado, como entonces. Aunque sin apenas supervivientes. Aquel 29 de septiembre de 1956, hace justo 60 años, el CD Málaga volvió a nacer.