­El 2016 no pasará a la historia del Málaga CF como un año fructífero en lo deportivo, donde no ha destacado en ninguna competición ni ha realizado incorporaciones ni ventas de renombre. Eso sí, este año será recordado como aquel en el que el conjunto blanquiazul contó con tres inquilinos diferentes en el banquillo -Javi Gracia, Juande Ramos y Marcelo Romero-, demasiados técnicos en un año si la intención del club es tener un proyecto ambicioso y firme.

Un año, además, en el que el jeque Al-Thani ha vuelto a reaparecer con fuerza y ha prolongado su estancia en la ciudad más de lo que acostumbraba en periodos anteriores. El jeque se ha implicado más en la ciudad, se ha dejado ver en público en muchas ocasiones, ha acompañado al equipo en muchos viajes pero su decisión de no volver a invertir en el club continúa firme. Así, el Málaga ha realizado grandes desembolsos durante este verano, pero ninguno ha salido de las arcas de Al-Thani, sino de las propias del Málaga, beneficiado como el resto de equipos de Primera División por el nuevo contrato televisivo.

En lo deportivo, el año empezó con el Málaga de Gracia mejorando sus prestaciones en lo deportivo y con la presencia de Francesc Arnau como director deportivo -estrenó cargo en diciembre de 2015-. En su estreno en un mercado invernal, Arnau se «desvirgó» con el fichaje de Chory Castro, un acierto que ilusionó al malaguismo. A él le acompañaron otros con menos nombre como Fede Ricca, Cifu, Uche o Atsu.

El Málaga de Gracia enderezó el rumbo en la Liga e incluso tuvo posibilidades de pelear por Europa. Pero un curso más, al equipo le faltó fuelle y una pizca de ambición para luchar por cotas más altas. El equipo finalizó en una meritoria octava posición, a cuatro puntos de la Europa League y con la sensación de haber podido hacer un poco más.

Pero una vez finalizada la temporada, se produjo el primero de los tres relevos en el banquillo malaguista. Javi Gracia, que había renovado en marzo por dos temporadas más otra opcional- dejó al Málaga para marcharse a Rusia ante la irrechazable oferta económica del Rubin Kazan.

Con el navarro ya en el pasado, Francesc Arnau se lanzó en la búsqueda de un nuevo entrenador que continuará con el proyecto. El elegido fue Juande Ramos, con el que en principio se daba un cambio de política al aspirar a cotas más altas. Incluso el propio entrenador manchego lo dejó claro en su presentación a finales del mes de mayo: «Todo lo que no sea pelear por Europa se nos quedará corto», dijo ambicioso el nuevo técnico, que firmaba por tres temporadas.

Además, el jeque, antes de marcharse a cumplir con el rito del Ramadán en su país, concedió una conferencia de prensa en la que anunció por sorpresa que el Málaga había recomprado todos los derechos de Ignacio Camacho, vendidos anteriormente en su 50% a un fondo de inversión. El medio centro maño pasaba a ser propiedad exclusiva del Málaga y todo el montante de un futuro traspaso sería para el club.

Precisamente, el medio centro maño apunto estuvo de firmar por el West Bromwich Albion a finales de agosto. Incluso Al-Thani se despidió de él vía twitter, aunque finalmente el acuerdo entre clubes no prosperó. Camacho se quedó y tuvo que dar explicaciones por su salida truncada. A esas alturas, el Málaga ya había comenzado una temporada ilusionante para la que hizo un importante desembolso (12 millones en fichajes) y no vendió a ninguno de sus efectivos. Pero las cosas no acabaron de cuajar y pese a que el Málaga finaliza el año en una cómoda posición en la tabla, las últimas goleadas ante Sevilla y Córdoba y la consiguiente eliminación copera, precipitaron la espantá de Juande Ramos a una semana de finalizar el año. Así, tras la fallida intentona de firmar a Óscar García Junyent, el club decidió darle la alternativa a Marcelo Romero, ayudante de Juande y Gracia con la intención de que finalice la temporada.