Aunque aún es demasiado pronto para sacar conclusiones sobre la idea global que el Gato Romero quiere para su Málaga, el pasado domingo durante su debut en el banquillo ante el Celta, sí pudimos apreciar algunas pistas de cómo será el uruguayo como técnico y sus diferencias con su antecesor en el puesto, Juande Ramos.

Más allá de la decepción que supuso la goleada encajada ante un nuevo ejercicio de errores defensivos en cadena, Marcelo Romero ya comienza a perfilar su decálogo como entrenador del Málaga. Así, sin ir más lejos, los primeros cambios respecto a su antiguo «jefe» llegaron a la hora de confeccionar el once.

Romero apostó por Carlos Kameni, todo lo contrario que Juande, fiel defensor de Boyko. Además, en defensa, el nuevo técnico decidió jugársela con la pareja de centrales Torres-Villanueva, dejando a Llorente en el banquillo. Eso sí, la lesión del defensa madrileño le obligó a darle una nueva oportunidad a Diego Llorente, que pese a no estar acertado, el Gato le defendió en rueda de prensa. «Es un jugador experimentado y por ello era el cambio adecuado. Llorente tiene toda la confianza por parte de su entrenador», dijo el míster con la intención de aportarle moral a su jugador.

Además, Romero apostó por una pareja de pivotes formada por Camacho y Recio, una vez que el paleño ya está recuperado de su lesión y a las primeras de cambio tiró de él pese a notar la falta de ritmo tras tanto tiempo parado. Por ello, Fornals, que venía actuando en el medio centro, pasó a jugar de primeras en la media punta.

Además de estas variaciones, la más llamativa quizás fue la de situar a Michael Santos por el costado derecho. El uruguayo, en todo caso, no se sintió cómodo en esa demarcación y aunque ofreció brega y pundonor, mejoró cuando lo situó más centrado, sobre todo en la segunda mitad, donde fue un delantero centro más.

El partido ante el Celta también dejó claro que el carácter del Gato poco o nada tiene que ver con el de Juande. Romero se mostró muy activo en su área técnica, siempre corrigiendo y muy encima de sus jugadores, muy diferente que el técnico manchego, impasible en su banda y sin contagiar ni conectar con sus jugadores o la grada.

Además, el entrenador demostró agilidad y personalidad a la hora de modificar el planteamiento cuando se puso el partido cuesta arriba con el gol de Aspas en los primeros minutos. Así, del 4-2-3-1 inicial, el Gato implantó un 4-4-2 con más presencia en ataque, que causó problemas al Celta pese a que el resultado final no lo apreciara.

Son solo algunos detalles que definen al nuevo técnico, aunque aún hay muchos aún por descubrir. El Gato tiene mucho trabajo por delante y quiere implementar una filosofía de trabajo parecida a la de Javi Gracia, con el que compartió dos años en el banquillo.

Ahora, Romero ya lleva 15 días al frente del equipo, espera fichajes y recuperar efectivos lesionados para cambiarle la cara. Romero, con un calendario complicado ante él, solo necesita tiempo y paciencia, dos requisitos que no se suelen dar en esto del fútbol.