Carlos Pérez ya no quiere al jeque Al-Thani. Al final va a ser verdad eso de que el dinero no da la felicidad. Porque el pobre jeque no tiene quien lo quiera. Bien porque él no se hace querer bien porque se cansa de sus lacayos. Son amores pasajeros. Las cosas del querer de Al-Thani. Amores correspondidos pero con fecha límite. Una caducidad temprana. Como las nieves de estos días en el interior de nuestra Málaga o el repentino frío de las costas. Querer al jeque es rápido, sale caro y puede incluso acabar en los tribunales.

Carlos Pérez -Coki para amigos y conocidos- le ha durado seis meses mal contados. Menos que Abdullah Ghubn. Menos que Moayad Shatat. Mucho menos que Vicente Casado. O Mario Husillos. O Manolo Novo. O José María Arrabal. O los jefes de comunicación. Menos, incluso, que Juande Ramos. La propiedad vuelve a quedarse sin hombre de confianza, sin una pieza vital en el funcionamiento del club. Un rostro conocido, un vehículo transmisor con instituciones y organismos. Incluso con la afición. Carlos Pérez se marcha a Nueva York. Aquello es otro mundo. Coki llevó, de hecho, a Nayef a la Gran Manzana hace unos meses. Hasta se hicieron juntos una foto con Raúl González. No sabemos si fue para allanar su aterrizaje, hacer un tour o expandir la marca Málaga CF. Él, con su huida, ha sembrado ahora esas dudas.

Si deja el Málaga CF por la puerta de atrás es porque confía en encontrar algo mejor en la oficina de la Liga en la capital del mundo. Uno no deja un trabajo por otro peor. Otra cosa son los sentimientos. Y los golpes en el pecho. Y el pobre jeque se queda de nuevo despechado y solo. Y triste, como el poema de Darío. Las instituciones públicas le quitaron ya el proyecto de la Bajadilla en Marbella. Y ahora, en los instantes finales del proyecto de La Academia, un juez debe decidir si el Málaga CF es suyo o debe ceder la mitad de sus acciones a Jamal Iglesias.

Huye en mal momento Carlos Pérez. Porque todo este maremágnum de despachos pasa inadvertido para el gran público. Al que paga su abono y va los domingos al campo poco sabe o quiere saber de estas historias. Le importa, básicamente, lo que pasa en el césped. Que su equipo gane. Y ahí siguen germinando esas mismas dudas. Un Málaga ultradefensivo por lo visto hasta ahora, con el único fin de salir a la contra, cinco partidos sin ganar, visita próxima al Bernabéu, un entrenador que debe demostrar que el traje no le queda grande y un refuerzo de 36 tacos que el director deportivo no quería ni en verano ni en invierno. Pinta poco Arnau, según los últimos movimientos. Aunque Coki sí que pintaba y ha cogido la puerta.