Los partidos del Málaga CF comienzan a tomar un cariz casi dramático. La Liga empieza a jugarse a cara de perro, a partidos de verdad donde los errores se pagan caro y donde las victorias valen el doble. Y en esa ruleta, el Málaga no puede fallar en la matinal del domingo en Butarque, ante el Leganés en un coqueto estadio pero contra un rival directo por la supervivencia.

La cuenta atrás ya ha comenzado y el Málaga, por el momento, arranca con ventaja de siete puntos sobre sus competidores. Una renta que parece un mundo, pero que puede quedar en un suspiro si el Málaga no responde en los próximos compromisos.

Y el primero de ellos es ante el conjunto pepinero, en una cita más trascendental de lo que se pueda imaginar más de uno. Porque el Leganés está sólo un punto por debajo del Málaga CF en la clasificación, pero además es el equipo que marca la distancia entre el bien y el mal, entre la luz y las tinieblas, entre la permanencia y el descenso.

Caer ante el Leganés sería una derrota dolorosa. Primero porque el Málaga se vería superado en la clasificación y caería hasta el decimoséptimo puesto, que conlleva esa presión de ser el objetivo de los tres que vienen por abajo. Segundo, porque alargaría su mala racha de partidos sin ganar lejos de casa hasta más de un año, ya que el último triunfo fuera de La Rosaleda fue el pasado 19 de marzo en el Benito Villamarín. Y tercero porque el efecto Míchel sufriría su segundo revés serio nada más comenzar.

El técnico madrileño está poniendo mucho de su parte para intentar revertir la delicada situación que atraviesa el conjunto blanquiazul, con sólo siete puntos cosechados de los últimos 42 en juego. Míchel está buscando fórmulas, está moviendo la plantilla y tras la dolorosa derrota de su estreno contra el Alavés, espera encontrar ahora, con más tiempo de trabajo, la recompensa de los tres puntos.

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También lo necesita el malaguismo, que se ha instalado en una depresión continua y en un pesimismo galopante. Una victoria cambiaría el aire al equipo y al entorno blanquiazul.

Para ello Míchel ha comenzado a mover el árbol. Y el primero en caerse es Martín Demichelis. Sin querer o queriendo, el técnico madrileño ha señalado al veterano central argentino al no convocarlo para el encuentro contra el Leganés. Ha afirmado el preparador malaguista que ha sido una semana difícil para él y que tras sus fallos ante el Alavés no ha estado a su mejor nivel anímico. En cualquier caso, su baja en la lista de 20 convocados que se han desplazado hasta tierras madrileñas es sensible, ya que hasta la fecha era titularísimo.

Su sustituto puede ser Miguel Torres, aunque Mikel o Llorente también optan al puesto. Los cambios de Míchel no quedarán ahí, porque puede cambiar la portería -Kameni vive su momento más bajo- o incluso el dibujo táctico para darle cabida a Pablo Fornals. El madrileño deberá hacer dos descartes y ha perdido a Ontiveros por lesión y a Juanpi, que aún no está recuperado del todo de sus molestias. Por su parte, Peñaranda sigue sin contar en los planes del madrileño.

Y si importante es el partido para el Málaga, vital es también para el Leganés, donde las miradas malaguistas estarán puestas en Samu García. El malagueño, que no está teniendo un papel protagonista en el equipo pepinero, puede ser juez del Málaga CF en este tramo final. Para este partido Asier Garitano contará con las bajas de Jon Ander Serantes, Rober Ibáñez y Omar Ramos. Tampoco se espera la presencia de David Timor y Mamadou Koné. Son duda Pires y Rubén Pérez.