Como en el Viejo Oeste, Málaga CF y Sporting de Gijón se citan en la calle principal del poblado con la caída del sol. Ambos, con sus armas pero también con sus miedos, afrontan un duelo en el que aparentemente sólo puede quedar uno. Un dramatismo que acompaña a una cita marcada como decisiva, como si de una gran final se tratase por la trascendencia del desenlace.

Los tintes dramáticos que envuelven al partido de esta noche no son gratuitos. Porque con cualquier resultado que acabe el encuentro en El Molinón, habrá una respuesta por uno u otro bando. En el blanquiazul, que es el que nos atañe, será extremadamente feliz si consigue el triunfo, ya que significaría medio billete de permanencia en la categoría por los ocho puntos de distancia que ampliaría con el Sporting, además de mantener el average. Para los locales, perder sería un frenazo anímico en su escalada.

El empate parece ser, antes de arrancar el partido, un mal menor para el malaguismo, que llega temeroso por las dinámicas de unos y de otros. La agonía continuaría, con una jornada menos, pero con mucho camino que recorrer.

El objetivo es salir vivo de El Molinón, donde se espera un infierno y un equipo que apriete hasta el último aliento. Así lo han anunciado desde la coqueta ciudad asturiana, elevando sus tambores de guerra que ahora se hacen notar tras los buenos resultados en los últimos partidos.

La derrota malaguista, sin embargo, sería el peor escenario posible. El Sporting se quedaría a sólo dos puntos del Málaga con ocho jornadas por disputarse, pero las sensaciones, las dinámicas y los análisis de los respectivos calendarios pondrían un futuro muy negro en Martiricos.

Nadie en la expedición blanquiazul contemplaba ayer y hoy ese desenlace, e incluso se traslada la presión la conjunto local, al asegurar que los sportinguistas queman sus últimas bazas para regatear al descenso, ya que vienen por detrás y casi sin margen de error.

Lo cierto es que será un partido de tensión y de brega. Un encuentro reservado para jugadores comprometidos y sin temor, algo de lo que perece que ha adolecido el Málaga CF en los últimos meses.

Para la cita el Sporting ha preparado un infierno. Tiene casi todo el papel vendido en El Molinón y vienen crecidos tras empatar en Sevilla la pasada jornada, pero sobre todo de ganar al Granada hace dos. Los de Rubi quieren engancharse al penúltimo tren de la Liga que pasa por su puerta y el Málaga es su objetivo.

Sin embargo, El Molinón ha visto escapar demasiados puntos esta temporada. El coso rojiblanco es el segundo menos fiable de la categoría, donde los locales sólo han ganado 4 partidos de 14 posibles. Además, Rubi tiene un buen puñado de bajas. Hasta ocho jugadores no serán de la partida por sanción o lesión, entre los que figura el exmalaguista Duje Cop.

Míchel mueve la plantilla

Míchel, por su parte, también tiene las bajas de Torres, Recio y Juankar, pero recupera a Juanpi, Demichelis, Ontiveros, Mikel y Charles. El técnico madrileño ha citado a 19 jugadores, por lo que deberá hacer un descarte.

La duda reside sobre todo en saber si jugará con uno o con dos puntas. En cualquier caso, no es una cuestión de táctica sino de entrega y de aptitud. Y es que el Málaga no puede fallar hoy.