Es difícil ser profeta en esta tierra llamada Málaga, pero José Luis García del Pozo «Recio» (El Palo, Málaga, España, 11 de enero de 1991) está saboreando el dulce bocado que le ha dado a estos últimos días de temporada, convirtiéndose en referente de un Málaga que tiene a día de hoy atemorizada a media España por lo que pueda suceder el domingo. Él lo tiene claro. «Es un partido especial, pero ya hemos demostrado de lo que somos capaces», advierte el paleño.

Esto se acaba... Y precisamente ahora es cuando mejor está el equipo y también usted.

Sí. El míster lo ha dicho varias veces, que se nos queda casi corta la temporada. Hemos vivido momentos malos este año, tanto colectivamente como yo individualmente. Nunca había tenido tantas lesiones. Han sido dos importantes que me han tenido casi cinco meses fuera, donde no he podido ayudar. Ahora es cuando he empezado a jugar. Me encuentro bien y el equipo está en una dinámica positiva, ha encontrado su sistema. Creo que Míchel tiene buena parte de culpa de ello. Sí, se acaba cuando mejor está el equipo. Pero es con buen sabor de boca después del año que hemos pasado. Y es bueno para afrontar la pretemporada del año que viene.

Se está destacando como goleador, llega más al área, está más suelto y también se le ve en otra posición más adelantada. ¿Míchel tiene mucho que ver en este nuevo Recio?

Sí, tiene mucho que ver. Es un entrenador que ya sabemos que le gusta que sus equipos sean protagonistas, que tengan el balón. Cuando vino yo estaba lesionado, entrenaba solo, pero cuando empecé a entrenar en el grupo él me hacía hincapié en que me veía un jugador con llegada, que tenía buen golpeo y que tenía que aprovechar eso para llegar al área. Que podría hacer goles. Y él me ha dado esa libertad y confianza para hacerlo. El sistema con el que jugamos ayuda. Ha dado con la tecla con ese sistema con un pivote y con dos por delante como somos Pablo y yo. En ese sentido me ha beneficiado.

¿Y a tenor de esta línea ascendente de este curso, qué le pide Míchel para el año que viene?

Él sabe de mis cualidades. Sabía que además de ser yo un jugador competitivo, quería que me recuperase para aportar al equipo. Sabía de mis cualidades como llegador y que podría hacer daño de tres cuartos de campo para arriba. Ésa es la línea en la que tengo que seguir y ojalá que desde pretemporada las lesiones me respeten. Es muy importante para no perder la forma en ningún momento y para estar siempre al cien por cien ayudando al equipo.

Sin embargo, ha sido un año duro para usted con dos lesiones graves. ¿Año para olvidar o para aprender?

Me tengo que quedar con estos dos últimos meses. Han sido muy positivos desde que entré en el equipo. Por circunstancias el equipo ha cogido esa dinámica positiva, no ha parado de ganar y se han vivido momentos muy bonitos ganando al Barcelona y Sevilla. Partidos donde se ha jugado muy bien. He metido mis goles tras tanto tiempo sin marcar€ Al final, esos cinco meses duros que pasé, porque yo soy un tío nervioso que me gusta estar con mis compañeros y no en el gimnasio entrenando sólo, creí que este año ya no volvía a jugar por el brazo, que no iba a recuperarme. Y el poder acabar la temporada así con este sabor de boca no me lo imaginaba yo. Estoy feliz por ello y por poder irme a las vacaciones de otra manera.

¿Curiosamente puede ser el mejor momento de su carrera?

Bueno, puede ser el momento más vistoso y que la gente me lo reconozca. Porque yo, en los dos años de Javi Gracia, he hecho buenas temporadas. El sistema era otro, casi siempre con Ignacio (Camacho), los dos hicimos buenas temporadas y el equipo, también. Individualmente me he encontrado bien y he hecho un rendimiento bueno. Pero es verdad que de cara al aficionado, incluso para mí mismo, no me voy a engañar, cuando tengo más presencia en ataque, piso área y puedo meter un gol o dar asistencias pues es más vistoso, se ve más. Puede que esté en mi mejor momento, pero aún soy muy joven, quiero seguir aprendiendo, evolucionando y ojalá pueda verse mucho más.

Habla de los goles. Cuando marcó su primer gol esta temporada se lo dedicó por fin a su hijo, que aún no había podido marcar. Ahora se acumulan...

Sí, fue curioso. El año pasado ya pude meter alguno pero no lo conseguí. Y me estaba creando una especie de presión yo mismo. Al final, como se dice, cuando entra uno entran todos. El fútbol es así de inexplicable. En la posición que ahora juego tengo más presencia en ataque, pero también tuve opciones el año pasado y no las metía.

¿Ser el único malagueño en un año tan complicado ha sido una responsabilidad?

Siempre he dicho que es un orgullo pero también una responsabilidad. No voy a engañar a nadie. Para mí, jugar en mi ciudad es lo que siempre he soñado desde pequeño. Tuve ya la oportunidad de debutar hace siete temporadas. Y desde ahí hasta el día de hoy, excepto cuando me fui a Granada, es un sueño hecho realidad. Porque al final lo económico es importante, pero hay otras cosas y valoro mucho la calidad de vida. Y lo que me hace feliz es estar con los amigos. Y yo en ese sentido lo tengo aquí todo. Me puedo sentir un privilegiado de estar jugando en el equipo de mi ciudad.

Cuelgan las botas jugadores muy importantes en el Málaga CF como Weligton y Demichelis. ¿Qué han supuesto para usted?

Muchísimo. Con Martín he estado menos tiempo. Estuvimos dos temporadas pero me fui a Granada. Tengo muy buena relación con él. Siempre estamos de broma y es un pedazo de central. Cuando él vino ayudó mucho al equipo a salvarse. Muy competitivo. Podríamos hablar de la mejor pareja de centrales de la época moderna del Málaga. Y Weligton ha sido como un padre para mí dentro del vestuario desde que llegué. Yo lo he sentido así, él era un tío que me mimaba. Cuando llegué con 19 años estaba mucho encima mía. Y me ha ayudado mucho para crecer como persona. El culpable es él. Lo he considerado como un padre para mí.

¿Ya le hemos visto con el brazalete varias veces pero el curso que viene seguramente será uno de los capitanes principales, no? ¿Más responsabilidad si cabe?

Soy tercer capitán ahora mismo. He aprendido de los capitanes que han pasado por aquí. Tengo muy buena relación con Duda y Weligton. Cuando yo empecé ya estaban y me han ayudado mucho. Eso me ha servido para aprender y formarme como persona dentro de un vestuario, tener un comportamiento, saber diferenciar los momentos buenos de los malos. Eso luego a la hora de llevar un brazalete cuenta. Ser capitán no es sólo eso, implica más cosas. Hacerte respetar y que los compañeros te vean como un referente. Tenemos un vestuario muy bueno, pues no sé si me tocará el año que viene ser primer o segundo capitán. Pero es un orgullo para mí ser capitán del Málaga.

Su compañero de baile, con el que se entiende a las mil maravillas, vuelve a estar un verano más en el escaparate. ¿A Camacho se le puede retener o pedir que se quede?

Ojalá. Al final todos los años le pasa lo mismo y al final vuelve a quedarse aquí. Ojalá que este año pase lo mismo, que se quede. Llevo muchos años jugando con él, nos entendemos perfectamente. Y además tenemos muy buena relación fuera, eso también se nota. Somos amigos y eso es importante. El otro día tuve una anécdota en San Sebastián, con el árbitro, que me dijo «hoy tu parejita de mediocentro de ha dejado solo». Y al final es reconocido por la gente, por los árbitros, los contrarios€ Eso es bueno, el formar una pareja que lleve años jugando y que sean temporadas buenas. Es importante. Ojalá pueda seguir con nosotros.

Es complicado en este fútbol moderno de idas y venidas que hayan podido coincidir tanto tiempo ambos en el equipo...

Creo que es importante porque al final la base de un equipo es el portero, centrales, mediocentros y delanteros. Es la columna de un equipo, lo que le da equilibrio y sentido a lo que el entrenador pida. Y poder mantenerlo es muy importante. Ojalá sea así.

El Málaga del próximo curso ilusiona por cómo ha acabado. ¿Pero es también una responsabilidad y una exigencia, un punto de partida alto para el próximo curso?

Yo creo que después de lo que ha pasado este año tenemos que tener los pies en el suelo. Saber que jugar en Primera División es muy difícil, hay equipos muy buenos, habrá momentos buenos y malos. Y las expectativas nos la marcaremos nosotros, no podemos marcar ninguna al principio de temporada porque creo que es engañar y mentir. Y más viendo lo que ha pasado este año, donde parecía que había equipo para más pero por circunstancias como lesiones, cambio de entrenador u otras razones no ha salido la temporada como esperábamos. Hay que esperar, arrancar con buena línea y siendo humildes. Y luego el objetivo se irá marcando con los resultados.

Para cerrar el curso llega el Real Madrid. Se ha hablado mucho del Málaga en estas últimas semanas. ¿Cómo se han sentido en la plantilla, porque desde cierto sector se han puesto en duda su profesionalidad?

Se ha escuchado muchas cosas. Es verdad que nosotros no estamos acostumbrados a que se jueguen este tipo de partidos, que venga un equipo a jugarse la Liga. Y se han dicho muchas cosas. Desde Barcelona ha sido una forma de meter presión. Y quizás han intentado picarnos en el orgullo. No nos hace falta a nosotros porque si algo hemos demostrado, sobre todo ahora que prácticamente no nos jugamos nada y que no dejamos de ganar, es que competimos y salimos a ganar. No hay ninguna duda y nos da igual lo que digan de otro lado porque sabemos lo que queremos en el vestuario y lo que vamos a intentar hacer.

Ya dijo que no le gustaría que el Madrid ganase la Liga aquí. ¿Es un partido más para el Málaga o con tanto foco apuntando la exigencia también es máxima?

Creo que al final te engañaría si te dijera que es lo mismo que si jugáramos contra otro equipo esta última jornada. El que el Madrid se esté jugando la vida y que todo el mundo esté pendiente de este partido es un aliciente más. Son partidos especiales y bonitos. A uno le gusta jugar estos partidos. Y encima siendo el Madrid, porque incluso en mitad de temporada también es especial y el equipo da un plus en busca de la victoria. Somos conscientes de que es un partido bonito, que va a haber mucha atención al partido pero que ya hemos demostrado estos años que a los equipos grandes les cuesta mucho ganarnos y sobre todo en La Rosaleda.

¿Ha aparecido algún hombre vestido de negro con maletín un tanto sospechoso por el vestuario?

Todavía, no (risas).

Hay mucha expectación alrededor del partido. ¿Qué le diría a esos aficionados que meditan vender su abono para el último partido?

Sinceramente me molestaría salir el domingo a jugar y que La Rosaleda estuviera 50 por ciento de aficionados del Málaga y el otro 50 del Madrid. Entonces empezaríamos el partido perdiendo. Si tenemos alguna opción de hacer algo es con nuestra gente y con el apoyo que nos da nuestra afición. Los equipos grandes aquí los últimos años han empatado o perdido porque somos un campo y un equipo difícil, pero sobre todo una afición que pone en aprietos al contrario. Es muy importante para este partido. Ojalá que esa gente que esté vendiendo los carnets y que los compren los del Madrid sean los menos posibles y que el domingo escuchemos a nuestra gente.