El día que La Rosaleda no se rindió ni desfalleció, el Málaga CF rescató un punto de la nada. Porque cuando peor venían dadas, cuando sólo había hueco para la fe, la afición no bajó los brazos y continuó apoyando como si fuera el primer minuto de juego. Acababa de marcar Williams el 1-3 (71’) y con algunos conatos de reproches, los vítores y cánticos de animación aplacaron las críticas. No era el momento. Y la entrega encontró recompensa sobre el césped.

La jornada arrancó ayer muy pronto en Martiricos. Y es que la afición malaguista se había movilizado en redes sociales para hacer un recibimiento masivo a la plantilla blanquiazul en los aledaños de La Rosaleda. La respuesta fue multitudinaria una hora y media antes del inicio con bengalas, cánticos y rollos de papel. Una puesta en escena digna de las mejores tardes, aunque con la salvedad de que en esta ocasión se lucha por eludir el pozo.

Con ese subidón entró el Málaga al campo. La Grada de Animación fue sin duda el motor del coso blanquiazul durante los 90 minutos. Tiró de apoyo cuando más falta hizo y no desfalleció en ningún momento. Prepararon una puesta en escena de inicio colorida y especial, con una leyenda que rezaba «Colores blanquiazules». Y todo rodeado de banderas. Daba la sensación de que el primer gol ya estaba marcado, pero nada más lejos de la realidad. Porque el primer gol llegó pronto, pero fue visitante y con un gran jarro de agua fría. Pero tras el empate de Rolan la emoción llegó a la grada. «Sí, se puede», gritaba el respetable, cargado de ilusión por el golazo del charrúa. Había ganas de celebrar un gol de esa magnitud tras la sequía mostrada hasta la fecha.

Tras el gol de Williams y la expulsión de Kuzmanovic se vivieron los momentos de máxima tensión. Ahí, el público la tomó con los estamentos del fútbol patrio. «Corrupción en la Federación» o «Tebas vete ya», fueron los cánticos que se escucharon.

De hecho, el árbitro fue uno de los principales acusados por parte de la afición. El colegiado desató las iras con varias acciones incomprensibles.

Y a la par comenzó a crecer por parte de la grada cierta desilusión. Flaquearon las fuerzas y las ganas. Hubo pitos al cambio de Mula y al de Ricca. Y reproches acompañados con cierta música de viento a Adrián, señalado como uno de los principales culpables.

Incluso se escuchó un leve «Al-Thani, vete ya» en el 74’, poco después de marcar Williams el 1-3, recordando al clamoroso que se vivió la jornada anterior en Martiricos. Pero ahí La Rosaleda cerró filas y a los que no dejaron nunca de animar se unió el resto cuando Baysse marcó el 2-3. Entonces creció la fe y la recompensa llegó cinco minutos después. Con el empate de Rolan, Martiricos salió por los aires. Necesitaba el malaguismo un subidón así. Es sólo un punto, pero buena parte de culpa la tiene La Rosaleda. Por más tardes así.