El entrenador del Málaga CF, Míchel González, se mostró anoche eufórico después de la primera victoria liguera, pero no ocultó lo mucho que todavía queda por recorrer hasta poder conseguir algo de aire ante la difícil situación clasificatoria que atraviesa su equipo. «Son más de tres puntos para nosotros, pero el pasito es muy corto porque sólo tenemos cuatro. Sin muchos partidos como éste sabiendo sufrir va a ser difícil estar fuera de los tres puestos de descenso», expresó durante la rueda de prensa posterior al encuentro contra el Celta.

El técnico no dudó en dedicarle a la afición, al igual que a su plantilla, este triunfo: «Es increíble el recibimiento que nos ha brindado. Cómo tiene fe y cree en nosotros. A ellos, como a todos mis jugadores, incluso a los que no han jugado, les dedico estos tres puntos», relató. Y también reconoció lo mucho que en el terreno estrictamente personal significaba doblegar al conjunto gallego: «En esta primera victoria, los jugadores en vez de ser mis hijos han sido mis padres».

Acerca de la fiesta en el vestuario, reconoció que cuando se es pobre «se celebran mucho más las victorias. Cuando se está en una situación así un triunfo sabe muy bien. La victoria en casa del pobre, ya se sabe», alegó. «Pero todo se acaba aquí. A partir de esta noche que el próximo partido de Liga venga cuanto antes», admitió.

También reconoció el exfutbolista madrileño que durante todo el inicio de la presente temporada sus pupilos han sabido sufrir muy bien. «Habíamos entrado en una espiral complicada, la de que no puedes conseguir las cosas. Durante estas jornadas, no obstante, sabíamos que había que dar un pasito más. Y es lo que hemos ido haciendo. Un pasito más de esfuerzo, de confianza, te parece muy poco y sin embargo es mucho», relató.

Expresó asimismo que el juego del equipo a lo largo de las primeras diez jornadas de competición decía mucho más de lo que reflejaba ese último puesto que hasta ayer ocupaba en la tabla. «El caso es que siempre pasa algo y por eso sabíamos que para ganar partidos había que sufrir, como esta vez», finalizó el adiestrador blanquiazul.

Puso como ejemplo que, frente a un Celta que sabe cómo jugar y cuyos futbolistas se conocen bien, llegó el minuto 80 con empate a uno y a pesar de haber ofrecido seguridad y dominio. «Pero después de encajar ese tanto hemos seguido con el camino de la constancia», indicó. Esa misma receta de aquel duelo frente al Athletic que casi estaba perdido y que concluyó con el único punto que hasta ahora reflejaba el casillero malaguista.

«Ha sido una victoria muy ajustada, muy sufrida, pero muy merecida, para mis jugadores y para la afición. Es un buena muestra de que somos un conjunto de Primera División. Como dice nuestra afición, aquí no se rinde nadie. Y esta noche se ha demostrado», manifestó después del encuentro ante un Celta que se quedó a las puertas de puntuar en La Rosaleda.

El entrenador del cuadro celtista, Juan Carlos Unzué, señaló que el penalti en las postrimerías impidió que su equipo alcanzara el objetivo de sumar al menos un punto en Málaga. Y agregó: «La responsabilidad cuando las cosas no funcionan la siento mía también. Igual que mis jugadores, yo tengo una parte importante de responsabilidad. En el descanso hablamos y el equipo evidentemente reaccionó, pero no ha sido suficiente».